El transporte por carretera desempeñó un papel crucial en la economía española en 2021, con una aportación de 16.522 millones de euros, una cifra que multiplica por siete la contribución del transporte aéreo, según el informe realizado por el Centro de Investigación del Transporte de la Universidad Politécnica de Madrid. Este informe, encargado por la Fundación Corell, el Centro de Investigación del Transporte (Transyt) y el Grupo Alsa, sitúa a la carretera como el modo de transporte que más contribuye a las arcas públicas.
El transporte por carretera no solo supera al aéreo, que aportó 1.970,47 millones de euros, sino también al marítimo, con 699,85 millones. El análisis resalta que el Impuesto Especial sobre Hidrocarburos (IEH) representa la mayor recaudación en el sector de la carretera, mientras que el transporte ferroviario, al recibir subvenciones que superan sus aportaciones, fue receptor neto de 1.688 millones de euros en 2021, destacando la diferencia en el tratamiento fiscal entre los modos de transporte.
En el ámbito del transporte de mercancías, la carretera también lidera, aportando 5.057,61 millones de euros, con el IEH como su principal fuente de ingresos al recaudar 4.240,72 millones de euros por este concepto. Además del IEH, la fiscalidad específica del transporte por carretera incluye el Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM), que generó 376,50 millones de euros, y otras tasas como la ITV y las autorizaciones, sumando cientos de millones más.
El estudio concluye que a pesar de soportar la mayor carga impositiva específica, la carretera es el principal generador de costes externos y contribuye significativamente en términos fiscales
El informe también aborda los costes externos del transporte, señalando que en la Unión Europea pueden alcanzar el 6,6% del PIB, con la carretera a la cabeza debido a su predominancia en el tráfico de viajeros y mercancías, que supera el 90% y el 96% respectivamente. Aunque la inversión en carretera ha disminuido en comparación con el ferrocarril, sigue siendo el modo que menos invierte por unidad-kilómetro transportada, unas treinta veces menos que el ferrocarril.
Finalmente, el informe hace hincapié en la necesidad de avanzar hacia una fiscalidad más equitativa entre los modos de transporte, especialmente en un contexto de transición energética y descarbonización, donde la justicia fiscal y la eficiencia económica adquieren especial relevancia.
