España crecerá este año un 2,2%, frente al 0,8% que se preveía el otoño pasado y se prevé que el crecimiento se ralentice hasta el 1,3% en 2024
La financiación a familias y empresas no financieras caerá este año un 1,2%, el doble que el año pasado, si bien se recuperará a partir del próximo ejercicio, con un repunte del 1,2% y del 3,2% en 2024 y 2025, respectivamente, según el informe EY European Bank Lending Economic Forecast.
En un entorno de altos tipos de interés, el informe sostiene que las condiciones de financiación seguirán endureciéndose, lo que impactará en la demanda y también en la morosidad, que crecerá hasta el 4,2% en 2023.
Por segmentos, sólo los créditos al consumo se salvarán del descenso, con un aumento previsto para este año del 3,1%, aunque lejos de los crecimientos previos a la pandemia. Detrás de este aumento se encuentra, entre otros motivos, la mejora de las perspectivas del mercado laboral.
La financiación a empresas no financieras caerá en 2023 en un 2,1%, en tanto que la financiación hipotecaria se retraerá en un 1,7%. Este último fenómeno se debe en gran medida a la estructura de las hipotecas en España, donde predominan los contratos de tipo variable. Esto implica que el mercado inmobiliario español se ve afectado antes por el encarecimiento de la política monetaria en comparación con otros países de Europa. Otro factor de influencia es el endurecimiento de los criterios de concesión de hipotecas, que fue mayor en España que en otros países. Para 2024, se espera que vuelva el crecimiento con un 0,4%.
La proporción de préstamos morosos se ha mantenido más alta en España que en las otras grandes economías de la eurozona, aunque en general los niveles son bajos comparados con otras épocas anteriores, debido al proceso de desapalancamiento del sector privado registrado en la última década. Para este año se espera una tasa de morosidad del 4,2%, frente al 3,5% del año 2022. Para 2024 se espera que siga creciendo hasta el 5,8%.
El informe realiza un diagnóstico favorable de la economía española, a la que augura un mejor comportamiento en crecimiento que sus homólogos europeos. Con una importante recuperación de los servicios, en especial en el turismo, una mejor dependencia de la energía y un empleo que está recuperando impulso, España crecerá este año un 2,2%, frente al 0,8% que se preveía el otoño pasado. Se prevé que el crecimiento se ralentice hasta el 1,3% en 2024.
Pedro Pérez, socio responsable de FSO en EY España, ha destacado las oportunidades para los próximos ejercicios. “Pese a las incertidumbres que nos rodean, podemos ser optimistas de cara a los próximos años, con un ciclo de subida de tipos que está llegando a su fin y una inflación cada vez más controlada. Además, estamos convencidos de que el despliegue de los fondos NGEU impulsarán significativamente la inversión y dinamizarán la actividad de financiación de las entidades de crédito”.
En su opinión, “todo esto debe verse como una oportunidad para los bancos españoles de mejorar sus estrategias de gestión de riesgos y atención a los clientes, de modo que puedan continuar la senda de fortalecimiento del sector bancario iniciada tras la crisis financiera de 2007”.
Perspectivas en la Eurozona
Por lo que respecta al conjunto de la eurozona, el último EY European Bank Lending Economic Forecast prevé una ralentización en el crecimiento de los créditos, pasando del 5% en 2022, la mayor cifra en catorce años, a incrementos más modestos del 2,1% en 2023 y del 1,7% en 2024. Esta desaceleración se debe a la caída de la demanda de crédito en toda la región.
Alemania, la economía más grande de la eurozona, sufrirá la mayor desaceleración, al pasar de un crecimiento del 6,9% en 2022 a un 2,8% en 2023. No obstante, mirando más allá de los próximos dos años, se espera que los préstamos totales de la eurozona vuelvan a crecer un 3,3% en 2025 y un 3,9% en 2026. Este crecimiento estará respaldado por la desaparición del impacto del shock mundial de los precios de la energía del año pasado y el fin de la subida de tipos.
La demanda de hipotecas, que representan una parte significativa del total de préstamos en la Eurozona, se desacelerará al 1,4% de crecimiento en 2023, la tasa más baja desde 2014 y muy por debajo del crecimiento del 4,9% en 2022. Sin embargo, se espera un repunte en los años siguientes, alcanzando un crecimiento hipotecario del 2,5% en 2024, del 3% en 2025 y del 3,5% en 2026.
El crecimiento de los préstamos a las empresas será del 3% en 2023 y del 0,9% en 2024, lejos del 5,5% de aumento con qué cerró el ejercicio pasado. Aunque los préstamos a empresas se ven afectados por la incertidumbre económica, la volatilidad del mercado y los altos precios de la energía, se espera que la demanda de financiación aumente a medida que las perspectivas económicas mejoren gradualmente.
La morosidad entre los bancos de la zona euro se mantuvo en niveles muy bajos (1,8%) en el último trimestre de 2022. A pesar de que subió 2 décimas respecto al tercer trimestre, aún queda lejos de la media del 3,8% que registra desde 2014. Es probable que el estancamiento de la economía y el impacto de la subida de tipos de interés repercuta en un incremento de la morosidad, que llegará este año al 2,6%. Sin embargo, varios factores podrían frenar este aumento, incluyendo la estricta regulación posterior a la crisis financiera y al nivel de ahorro que los hogares han acumulado durante la pandemia.
La mejora de la perspectiva en los precios de la energía y la inflación deberían reducir el riesgo crediticio de aquellas empresas pertenecientes a sectores muy sensibles a las tarifas energéticas y a aquellos más afectados por la inflación. Además, los recientes aumentos en los márgenes de beneficio brindan a las empresas cierto margen para absorber el aumento del interés.