La actuación de un gobernante se resume en elaborar un presupuesto y asignar el dinero en consecuencia. No es nuevo que ese presupuesto quede en nada y que se necesite emitir deuda para sufragar nuevos gastos, si bien es cierto que las sucesivas crisis de 2008 y de la pandemia han exacerbado este modo de proceder, hasta que la deuda llegó a superar el 125% del PIB, que ahora se ha moderado en términos de PIB, pero no en cifras absolutas. La presidenta de AIReF ha analizado la necesidad de revertir ese procedimiento, en parte por la salud financiera del país y, también, porque Bruselas aprieta para que se haga con las nuevas reglas fiscales que se aprobaron a finales del año pasado.
En su intervención en un evento de EY, Herrero ha hecho un repaso por las cuentas españolas, tanto por su evolución reciente, presente y futura. La presidenta de la AIReF pone el foco en que España y sus administraciones deben hacer un esfuerzo para ajustar sus gastos a sus ingresos. Concretamente, habla de una senda de deuda descendente hasta más allá de la siguiente década, es decir, hasta 2038, después de que nuestro país plantee y ejecute una estrategia de cuatro años, a partir del próximo 2025.
Este compromiso “requiere responsabilidad porque limita la actuación pública”, pero lo contrario puede traer consecuencias aún peores. “El incumplimiento puede originar medidas correctoras”, advierte Herrero. Por el momento, España se encontró en 2023 con una sorpresa positiva, que fue la de una expansión más dinámica de lo previsto, con ese crecimiento del 2,5% que, a su vez, permitió reducir la ratio de deuda sobre el PIB, aunque no en términos absolutos.
Sin embargo, en ese crecimiento tuvo mucho que ver el consumo público, que fue más dinámico de lo esperado, afirma la presidenta de la AIReF. Para este año, el crecimiento económico podría sostenerse, gracias a la esperada reducción de los tipos de interés de los bancos centrales, que podría dar un respiro al consumo, e igualmente a la deuda española. En ese sentido, en España disfrutamos de una fuerte contribución de la parte pública al crecimiento económico, mientras que en la zona euro, si bien es cierto que el crecimiento ha sido más discreto, la suma de lo público ha sido nula o muy reducida.
Con esos mimbres, Herrero cree que aunque en 2023 el déficit quede en el entorno del 4%, se podrá cumplir en 2024 el objetivo marcado, que es del 3%. No obstante, admite que las condiciones actuales no llevan a pensar en una reducción mayor. En esa línea, cree que, si no se toman medidas adicionales, tanto el déficit como la deuda se estabilizarán en los niveles actuales, algo que no va en consonancia con los compromisos comunitarios.
Al respecto, Herrero afirma que los pactos recientes no se conforman con la estabilización, sino que promueven la convergencia de la deuda hacia el 60% del PIB. Lo negativo de esta situación es que los numerosos y crecientes gastos de España pueden seguir incrementándose, en parte por el envejecimiento de la población.
Herrero (AIReF) recomienda un nuevo planteamiento sobre las finanzas
Para llegar a estos objetivos, Herrero cree que es necesario darle una vuelta a cómo se plantean las finanzas públicas en España. “2024 es un año crítico para las finanzas públicas”, asegura, por lo que convendría que se establezca una visión a medio plazo y planes fiscales estructurales. Asimismo, recuerda que el plan de entre 2025 y 2028 tiene que presentarse a finales de 2024. “No es sencillo poner este nuevo marco en práctica”, reconoce la presidenta de AIReF.
Con respecto a los vaivenes que ha sufrido la economía española, Herrero introduce en el debate una forma diferente de encararlos, que consiste en identificar riesgos fiscales a corto, medio y largo plazo. Recientemente se ha visto el de la pandemia, difícil de prever, pero sí que se pueden anticipar otros como una ralentización del crecimiento, o posibles conflictos geopolíticos, en cuyo caso, Herrero cree que hay que tener medidas previstas.
