La candidata a la presidencia del gobierno de Estados Unidos, Kamala Harris, ha presentado su primera propuesta económica. La estrategia, anunciada en un discurso en Carolina del Norte —un estado clave para los demócratas, que solo ha sido ganado en una ocasión desde 2008— busca tanto captar apoyo electoral como abordar los desafíos económicos de la clase media y baja en Estados Unidos.
El plan de Harris se distingue claramente del enfoque de Donald Trump, cuyas propuestas, como el aumento del 10% en los aranceles de todas las importaciones y del 60% específicamente para las provenientes de China, así como la eliminación de la independencia de la Reserva Federal, han sido recibidas con escepticismo por parte de economistas. En contraste, la candidata demócrata ha optado por medidas más centradas en el bienestar cotidiano de los ciudadanos.
Exención fiscal para las propinas e incremento en los créditos fiscales para familias con hijos menores
Harris ha delineado una estrategia tripartita para combatir la inflación, centrada en la vivienda, la sanidad y el control de precios cuando las empresas ejercen un poder de mercado significativo sin una justificación de escasez. Entre sus propuestas, destacan dos elementos que también aparecieron en la agenda de Trump: la exención fiscal para las propinas y un incremento en los créditos fiscales para familias con hijos menores. Los trabajadores de la hostelería, que a menudo dependen más de las propinas que de sus salarios, se beneficiarían de la exención fiscal, mientras que las familias recibirían hasta 3.600 dólares (unos 3.300 euros) por hijos menores y hasta 6.000 dólares (5.440 euros) por recién nacidos, un aumento considerable respecto al crédito de 2.000 dólares (1.820 euros) establecido por la administración Biden en 2021.
Vivienda
Uno de los puntos focales del plan de Harris es la vivienda, un sector crítico dado que en Estados Unidos, como en muchas economías desarrolladas, los precios de las propiedades han superado el crecimiento de los ingresos. Harris propone duplicar la deducción fiscal para la compra de una primera vivienda a 25.000 dólares (22.660 euros) y limitar el gasto anual en medicamentos recetados a 2.000 dólares, con el excedente cubierto por el Estado. Además, se plantea un tope mensual de 35 dólares para los gastos de insulina, una medida crucial en un país donde los precios elevados de este medicamento, controlado por un reducido número de empresas, han llevado a situaciones críticas para muchos diabéticos.
Propuesta polémica de Harris
La propuesta más polémica del plan de Harris es otorgar a la Comisión Federal de Comercio (FTC) la autoridad para investigar a las empresas que incrementen precios de manera artificial. Esta medida responde a la creciente preocupación de los estadounidenses, que han visto cómo su poder adquisitivo se ha reducido debido a la inflación, mientras que los beneficios corporativos, incluso en sectores esenciales como la alimentación, han aumentado significativamente.