El inicio de semana ha estado marcado por la incertidumbre tras el bombardeo de Estados Unidos contra objetivos militares este fin de semana en Irán. Las bolsas europeas han reaccionado con descensos generalizados, aunque contenidos, en una jornada donde el temor a una represalia por parte de Teherán ha pesado más que la macroeconomía. El Ibex 35 cayó brevemente por debajo de los 13.800 puntos y el EuroStoxx 50 cedió cerca de un 0,5 % en la apertura, con un leve rebote posterior gracias al tirón de valores energéticos.
La tensión geopolítica ha reavivado la volatilidad de los mercados globales, que llevaban semanas en una relativa calma veraniega. Las bolsas asiáticas también reflejaron la inquietud: el Nikkei retrocedió un 0,1 %, mientras que Hong Kong y Shanghái se movieron con cautela, en parte por la expectativa de que China actúe como mediadora regional.
Uno de los focos de mayor preocupación es el precio del petróleo. El barril de Brent escaló hasta los 81 dólares, mientras el WTI se aproximó a los 77, impulsados por el riesgo de que Irán decida cerrar o limitar el paso por el estrecho de Ormuz, vía crucial para el 20 % del petróleo mundial. Este escenario tensaría aún más la inflación, sobre todo en Europa, donde los costes energéticos ya venían presionando a consumidores e industrias.
El dólar, por su parte, se fortaleció frente al euro y otras divisas emergentes, reflejo de una huida hacia activos considerados seguros. El oro, otro clásico refugio, se mantuvo en torno a los 2.360 dólares por onza, sin grandes cambios pero con tendencia alcista. Los bonos del Tesoro estadounidense también subieron, reflejando una mayor aversión al riesgo.
Desde el punto de vista geopolítico, los analistas coinciden en que el conflicto puede tener un impacto más agudo en economías altamente importadoras de energía.
Los mercados, por ahora, se mueven en clave de prudencia. No hay pánico, pero sí un reposicionamiento claro. Las gestoras internacionales están reduciendo su exposición a renta variable, especialmente en sectores cíclicos y en países emergentes, al tiempo que aumentan la liquidez o el refugio en grandes tecnológicas, oro y deuda soberana.
En los próximos días, los focos estarán puestos en dos frentes: la posible respuesta de Irán, que marcará el tono de las próximas sesiones bursátiles, y la cumbre extraordinaria de la OTAN, donde se espera una postura unificada sobre la contención del conflicto.
El escenario base sigue siendo una escalada controlada, pero el riesgo de error de cálculo entre las partes aumenta conforme pasan las horas sin señales claras de distensión. En este entorno, los mercados seguirán en modo defensivo, pendientes de cada titular y cada movimiento militar o diplomático.


