La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) ha anticipado que el Índice de Precios de Consumo (IPC) alcanzará su punto máximo en septiembre antes de descender progresivamente para cerrar el año con una tasa de inflación del 2,5%. Esta perspectiva optimista indica que la tendencia a la baja podría continuar durante los primeros meses de 2026, con una inflación prevista ligeramente por debajo del 2%.
Las proyecciones han sido publicadas poco después de que se diera a conocer el dato definitivo del IPC de agosto, que registró una tasa interanual del 2,7%. Mientras tanto, la inflación subyacente, que excluye los elementos más volátiles como la energía y los alimentos no elaborados, experimentó un leve aumento hasta alcanzar el 2,4% en el mismo mes. Según la CEOE, este incremento se debe, en parte, al alza de una décima en la tasa interanual de los precios de los servicios, situándose en el 3,5%.
La organización que lidera Antonio Garamendi destacó que a pesar de que los precios de los alimentos frescos desaceleraron su ritmo interanual en agosto, disminuyendo en 1,4 puntos, siguen siendo el sector más inflacionista de la cesta de la compra. Esta desaceleración puede ser un indicio positivo, pero la CEOE advierte que el sector alimentario todavía ejerce una considerable presión inflacionaria.
Estas estimaciones ofrecen un panorama económico en el que, aunque se prevé un alivio en la escalada de precios, los desafíos relacionados con el control de la inflación, particularmente en el ámbito alimentario, siguen siendo significativos.
