En un contexto global marcado por la incertidumbre política, el cambio climático y las amenazas a la seguridad, la Comisión Europea ha instado a los hogares de los 27 países miembros a que almacenen suministros de emergencia. "Europa debe prepararse para la guerra", advirtió Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión en un discurso ante una academia militar danesa hace escasos días. Esta solicitud, que busca garantizar la resiliencia de los ciudadanos frente a potenciales crisis como conflictos bélicos o desastres climáticos, ha captado la atención mediática y política a nivel global. Este tipo de advertencia no es un fenómeno nuevo. De hecho, hace apenas un año, Reino Unido hizo un llamamiento similar a sus ciudadanos. También otros países como Suecia, Finlandia o Francia lo han hecho recientemente. El Gobierno sueco, de hecho, envío a los hogares copias de un manual de supervivencia, mientras que el Ejecutivo finlandés habilitó una página web con consejos sobre cómo "prepararse para incidentes y crisis".
La recomendación de la Unión Europea, que se prevé que presente el Ejecutivo comunitario este miércoles y que ha adelantado este 25 de marzo el diario El País, subraya la importancia de que cada hogar esté preparado para una posible interrupción de los suministros esenciales durante un mínimo de al 72 horas. Estos suministros deben incluir agua, alimentos no perecederos, medicamentos, baterías y otros artículos necesarios para sobrevivir durante un periodo sin acceso a los recursos básicos. "Debemos prepararnos para incidentes y crisis intersectoriales a gran escala, incluida la posibilidad de agresión armada, que afecten a uno o más estados miembros", señala.
El documento subraya la importancia de actuar de manera unificada, con un "espíritu de solidaridad", tal como lo establecen los tratados. "La UE debe ser capaz de desplegar todos los recursos y capacidades disponibles para respaldar a los Estados miembros. Esto podría incluir la puesta a disposición de recursos militares por parte de los países", señala el texto. Además, la Comisión advierte que "en situaciones de perturbaciones extremas, el período inicial es el más crítico" y propone la creación de una plataforma digital que permita a los ciudadanos acceder a información sobre los riesgos y las opciones disponibles, como refugios. El Ejecutivo también sugiere coordinar a nivel europeo las reservas estratégicas de medicamentos, materias primas esenciales, energía e incluso alimentos.
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Este llamado a la autosuficiencia, sea como fuere, no es meramente una medida precautoria, sino un reconocimiento de que las infraestructuras de suministro globales son vulnerables a situaciones extremas. La pandemia del COVID-19, aunque no ha sido el principal motor de esta decisión, dejó en evidencia la fragilidad de las cadenas de suministro, especialmente en términos de alimentos y medicamentos. Las restricciones impuestas a la movilidad, el cierre de fronteras y la disrupción de la producción en muchos países revelaron que, en una crisis prolongada, los países pueden quedar aislados, lo que podría generar escasez de productos básicos.
A esto cabe sumar que en las últimas semanas, Europa ha comenzado a replantearse su dependencia del apoyo de seguridad de Estados Unidos. La razón es que Donald Trump está priorizando otras áreas del mundo, especialmente el Indopacífico, donde la Casa Blanca se concentra en frenar la expansión de China. En este contexto, parece que Europa ya no puede contar con la ayuda de sus antiguos aliados para afrontar crisis como la guerra en Ucrania.