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Economía

La fiebre de los semiconductores

En plena guerra comercial con China, la administración Biden otorgará 10.700 millones a TSMC para que expanda el complejo que está construyendo en Arizona

La fiebre de los semiconductores
Por Pablo Poyo

El ímpetu por los semiconductores no se reduce. Con un mercado alcista muy favorable, Estados Unidos mueve ficha para asegurarse la adquisición de este material, ante el miedo de una posible invasión china sobre Taiwán.

Un rey llamado TSMC

Taiwán, objetivo primordial de los planes de Xi Jinping, es un territorio de suma importancia para la industria tecnológica. Tal es así, que la isla produce el 65% de todos los semiconductores que se fabrican en el planeta, siendo igualmente líder en la producción de microchips, pues aglutina hasta el 22% de toda la producción mundial.

Dentro de este abrumador dominio, la taiwanesa Taiwan Semiconductor Manufactoring Company, o TSMC, se lleva la palma. En 2022, dominaban el 56% de la producción de chips de alta gama, muy lejos de sus competidores, los también taiwaneses UMC.

En un mercado exaltado por los buenos resultados y el boom de las empresas tecnológicas, TSMC ha querido destacar aún más sobre la competencia.

Para ello, nada como resguardarse bajo la protección de la administración de Joe Biden, que en una buena jugada internacional, ha prometido obsequiar a los asiáticos con 10.700 millones de euros en ayudas públicas, entre subvenciones y préstamos.

El objetivo de la Casa Blanca es aumentar la producción doméstica de chips avanzados, hasta alcanzar la cuota del 20%, aunque ahora mismo Estados Unidos apenas produce el 12% del total mundial.

Por otra parte, en TSMC planean gastarse ese dinero en expandir su nueva factoría en Arizona, que lleva en construcción desde 2021, y donde la compañía taiwanesa va a desembolsar un total de 65.000 millones de dólares. Con una inversión que en un principio iba a ser de 40.000 millones, el reguero de dinero público permitirá construir otra nueva fábrica de chips de dos nanómetros de última generación.

Los líderes mundiales de los semiconductores no son los únicos beneficiados por esta medida. El proyecto es uno más de la campaña electoral de Joe Biden, que promete crear hasta 25.000 empleos directos "en construcción y fabricación, además de miles de empleos indirectos más".

Las dos factorías deberían estar listas en los próximos años, teniendo que esperar la tercera posiblemente hasta 2030. De todas formas, no es la primera vez que Biden utiliza esta estrategia comercial: en marzo, el Ejecutivo anuncio un plan similar con Intel, por 19.500 millones de dólares.

SMCI y AMD saltan al ruedo

El boom de las empresas de semiconductores no afecta solo a los grandes reyes. Algo más lejos de la superficie, otras compañías compiten por hacerse un hueco en un mercado que crece como la espuma.

En este caso, dos empresas estadounidenses están protagonizando grandes subidas en los últimos tiempos.

Super Micro Computer Inc. es una compañía tecnológica estadounidense fundada en San José, California. Como creador de servidores especializados para casos de uso de inteligencia artificial (IA), Super Micro Computer tiene una capitalización bursátil de 60.000 millones de dólares, unas cuatro veces la valoración necesaria para ser incluida en el S&P 500.

Si su reputación ha aumentado tan rápido, su valor en bolsa no se ha quedado atrás. Solo en lo que va de 2024, el valor de las acciones de SMCI se ha incrementado en un 300%. Pero es que durante el 2023, el valor de dichas acciones subió hasta un 1000%, unos números muy superiores a los de, por ejemplo, Nvidia (265%). Con unos beneficios cada vez más elevados, esta empresa está en boca de todos los grandes interesados en la Bolsa estadounidense.

Por otro lado, Advanced Micro Device Inc. (AMD), es una compañía estadounidense de semiconductores con sede en Santa Clara, también en California.

Su última novedad ha sido la presentación de la segunda generación de los 'sistemas en chip' adaptativos Versal, un nuevo dispositivo con el que busca ofrecer aceleración de extremo a extremo en los sistemas integrados con un enfoque unificado de los recursos de computación.

La firma de semiconductores supera la necesidad de crear soluciones multichip para afrontar las distintas limitaciones que presentan los sistemas integrados impulsados por inteligencia artificial. Con este diseño, AMD ofrece hasta diez veces más de computación escalar que con la primera generación, una gestión más eficiente y un procesamiento de señal de vídeo que soporta hasta 8K en cargas de trabajo multicanal.

Con estas mejoras, no es de extrañar que su cotización en bolsa haya pasado de 87 dólares en abril de 2023, a 210 dólares en marzo de 2024.

Bajo el calor de Nvidia

Si hay una empresa que ha protagonizado una "campanada" espectacular en 2023, esa ha sido, sin duda, la tecnológica de moda, Nvidia. La compañía americana ha visto como el precio de sus acciones se revalorizaba en un 225% durante el 2023, lo que ha llevado a miles de inversores a subirse al barco de la empresa de software.

Los datos son inapelables. En 2022, una acción de Nvidia podía costar 236 dólares. En marzo de 2024, su pico ha sido de 950 dólares la acción, un incremento sencillamente increíble.

La compañía vale en bolsa ahora más que Alphabet y Amazon, y acaba de destronar a Tesla como la favorita entre los inversores minoristas. Y aunque es muy posible que la burbuja explote dentro de poco, el buen trabajo hecho por la empresa californiana da credibilidad al dinero que están proporcionando los inversores.

En 2023, el beneficio neto ascendió a 29.760 millones de dólares, frente a los 4.368 millones de 2022. Por su parte, los ingresos sumaron un récord de 60.922 millones de dólares, un 125,8% más que el año anterior. Mientras, en el negocio de centros de datos, el crecimiento es del 217%.

El crecimiento exponencial de Nvidia se ha basado en el boom de la inteligencia artificial (IA) que se está expandiendo por todos los mercados, provocando que la empresa, dada su experiencia y credibilidad, haya aprovechado ese impulso en el último año.

De momento, la caída del gigante está siendo lenta, más allá de la velocidad de crucero con la que había estado moviéndose en los primeros meses del año. En marzo llegó a ese pico de 950 dólares, pero un mes después, sus acciones han caído hasta los 850 dólares por acción. Está tendencia explica la volatilidad alcista que ha experimentado Nvidia en el último año.

La renovación de Nvidia ha fortificado el mercado, que bajo el calor de su éxito, ha permitido el crecimiento de otras empresas como SMCI o AMD, de las que hemos hablado antes. Un crecimiento que se explica por la creciente demanda y el cada vez mayor interés del público general y de los inversores por las grandes tecnológicas.

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