La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos, especialmente las medidas adoptadas bajo la administración Trump, ha generado una profunda oleada de incertidumbre en el comercio internacional que sigue impactando a productores, importadores, exportadores y transportistas alrededor del mundo. Esta situación ha provocado un efecto directo en el ritmo de las operaciones comerciales, que fluctúan en función de las tarifas vigentes y de las especulaciones sobre posibles cambios en las políticas arancelarias.
Antonio Arranz, CEO de DHL Express México, explica con claridad este fenómeno: "Cuando baja la tarifa, se acelera el volumen; cuando vuelve a subir, se frena. La incertidumbre es muy fuerte y obliga a retrabajar sistemas constantemente". Este vaivén, que Arranz denomina "intermitencia de volumen", ha provocado que muchas empresas adopten estrategias contradictorias. Algunas retrasan envíos para evitar pagar tarifas elevadas, mientras otras anticipan operaciones para librarse de futuros gravámenes, generando así un ritmo imprevisible en las cadenas logísticas.
En el caso de México, la amenaza de un arancel del 30% sobre determinados productos ha exacerbado esta volatilidad. Las compañías dudan constantemente sobre cuándo embarcar sus mercancías y cómo hacerlo de la manera más eficiente y económica. "Hay mucha incertidumbre de los clientes sobre cuándo embarcar y no hacerlo. Si el arancel sube, se frenan los envíos; si baja, se produce un pico de actividad", detalla Arranz, subrayando que estas fluctuaciones exigen ajustes continuos en los sistemas y procesos internos de las empresas de logística.
Un factor que agrava esta situación es la eliminación de la política del "de mínimos", que anteriormente permitía exenciones arancelarias para pequeños envíos. Ahora, como señala Arranz, "todos los paquetes deberán pasar por procesos aduaneros formales. Es el gran reto de los próximos años: tener los mejores sistemas de aduana para que los clientes sufran lo menos posible". Este cambio no solo representa un desafío operativo y tecnológico, sino que también pone a prueba la capacidad de adaptación de las empresas logísticas.
Para DHL, esta realidad ha sido vista no solo como un obstáculo, sino también como una oportunidad para consolidar su liderazgo mundial en gestión aduanera y en la innovación tecnológica aplicada a la logística internacional. En palabras de Arranz, la empresa apuesta por optimizar y digitalizar sus procesos para "capear el temporal" y seguir garantizando un servicio ágil y eficiente a pesar de las barreras.
Desde una perspectiva europea, Miguel Borrás, director general de DHL Express España, aporta matices importantes. Reconoce que la inestabilidad arancelaria de EE. UU. ha generado un impacto, pero subraya que "el comercio internacional busca sus cauces como el agua: siempre encuentra el camino más fácil". La diversificación de destinos y los numerosos acuerdos comerciales que España mantiene con países latinoamericanos y otras regiones permiten mitigar el efecto negativo. "Casi la mitad del volumen gestionado por DHL España es intraeuropeo, y la otra mitad se reparte entre Estados Unidos, Latinoamérica y otras zonas", explica Borrás.
Esta variedad geográfica da a DHL España cierta resiliencia frente a las fluctuaciones arancelarias estadounidenses. "Ese primer impacto de incertidumbre afecta al comercio, pero lo vemos como un ciclo más. Nuestro trabajo es identificar rápidamente nuevas rutas y ofrecerlas a los clientes para que puedan mantener sus operaciones activas pese a las barreras", añade.
En Centro y Sudamérica, Jalila Carrillo, responsable regional de DHL Express, comparte una visión similar. Para ella, aunque todavía es pronto para determinar cómo se acomodará el comercio a estas nuevas condiciones, la fortaleza de DHL reside en su carácter global: "Si un envío no puede ir por un lado, buscamos otra ruta. Las economías tienden a adaptarse y eso es lo que hemos visto. En DHL hemos aprendido a trabajar bajo presión constante y hemos salido reforzados".
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