La madrugada del 31 de julio de 2025 marcó el inicio oficial de una nueva vendimia en Cataluña, tras cuatro ños marcados por una dura sequía que diezmó la producción y dejó en jaque a cientos de viticultores. Esta campaña, sin embargo, arranca con mejores perspectivas: se espera una producción entre un 20 % y un 25 % superior a la del año pasado y una calidad de uva excepcional, fruto de unas condiciones climáticas más favorables y una mejor gestión del viñedo. Pero esa buena noticia llega acompañada de una preocupación que amenaza con aguar la temporada: la bajada del precio del kilo de uva, especialmente en el sector del cava, donde se concentra la mayor parte de la producción catalana.
El primer corte de esta vendimia tuvo lugar en una finca de chardonnay en El Bedorc (Piera), propiedad de uno de los proveedores de la bodega Gramona, adscrita tanto a la DO Penedès como a Corpinnat. La vendimia comenzó a las 3:00 h de la madrugada, de forma manual y bajo la luz artificial, con el objetivo de preservar la frescura y los aromas de las uvas. “Este es el año con más lluvias de los últimos cinco. La uva tiene una maduración equilibrada y una sanidad excelente”, explicaba Roc Gramona, director técnico de la bodega.
A pesar de las buenas condiciones agronómicas, la tensión crece en el sector por el posible desplome del precio por kilo de uva. Algunas bodegas, como Codorníu, han anunciado su intención de mantener el llamado “plus climático”, que dejaría el precio medio en unos 0,80 €/kg. Sin embargo, gigantes como Freixenet o Vallformosa aún no han revelado sus tarifas, lo que genera incertidumbre entre los productores. El sindicato agrario Unió de Pagesos ya ha advertido que no aceptará precios por debajo de los 0,60 €/kg, considerando que sería “condenar al sector a la ruina”. En 2024, el precio medio se situó en torno a los 0,85 €/kg.
Un estudio encargado por la Generalitat de Catalunya ha estimado que el coste de producción para el viticultor oscila entre 0,49 y 0,58 €/kg, incluyendo mano de obra familiar. Con esos márgenes, una bajada en el precio de compra pondría en peligro la viabilidad económica de muchas explotaciones familiares. Jaume Domènech, vocal de la DO Cava, subraya que “los costes se han disparado y es inviable cobrar menos que el año pasado”.
Desde el Institut Català de la Vinya i el Vi (Incavi), su director Joan Gené informa que el muestreo realizado en parcelas de la DO Cava apunta a un aumento del 28 % en la producción respecto a 2024. Esta recuperación, tras años de cosechas mínimas, debería representar un alivio. Sin embargo, la preocupación por una sobreoferta y la posible caída de precios eclipsa ese optimismo.
Para intentar equilibrar el mercado, el Consejo Regulador de la DO Cava ha fijado un rendimiento máximo de 10.500 kilos por hectárea, con la posibilidad de ampliarlo hasta 12.000 en caso de acuerdos privados entre bodegas y productores. Esta medida pretende ajustar la oferta a la demanda y evitar un hundimiento de los precios. El presidente del consejo, Javier Pagés, defiende esta estrategia como una forma de proteger la sostenibilidad económica del sector a medio y largo plazo.
A nivel territorial, la mayoría de las denominaciones de origen catalanas presentan previsiones optimistas. En el Penedès se espera una subida del 25 % en la producción, mientras que en Costers del Segre el aumento podría alcanzar el 40 % en variedades tintas. En otras zonas como Montsant, Conca de Barberà, Terra Alta o Empordà, el crecimiento oscila entre el 20 % y el 30 %. No obstante, algunas regiones como Priorat han quedado al margen de las lluvias y mantienen cifras más conservadoras.
Este 2025 también será un año clave para la sostenibilidad vitivinícola catalana. La DO Penedès se convierte en la primera denominación de origen del mundo en realizar toda su vendimia en ecológico, un hito que demuestra el compromiso del sector con el medio ambiente. Pero la preocupación por los precios sigue siendo el gran obstáculo. Si las grandes bodegas no garantizan un precio justo, muchos pequeños productores podrían verse obligados a abandonar sus explotaciones.


