El análisis reciente de la Asociación Hipotecaria Española (AHE) revela que, a cierre de 2024, las hipotecas a tipo fijo representaban el 36% del saldo hipotecario total en la banca española. Este porcentaje contrasta con el 32% registrado en 2023 y el 13% de 2019. La AHE atribuye esta tendencia a las condiciones financieras favorables establecidas por el BCE desde 2016, cuando se realizó una drástica reducción en los tipos de interés, lo que orientó a los consumidores hacia préstamos más seguros frente a posibles fluctuaciones en los tipos de interés.
Con el comienzo de un nuevo ciclo de subidas en julio de 2022, que culminó en junio de 2024, los préstamos a tipo mixto surgieron con fuerza. Sin embargo, su crecimiento fue más moderado, pasando del 14% al 15% a finales de 2024, mostrando una estabilidad similar a la de 2019. En el actual entorno de bajadas de tipos, los usuarios han vuelto a optar mayoritariamente por el tipo fijo, representando casi siete de cada diez nuevas hipotecas.
Esta tendencia se espera que continúe afianzándose en los próximos meses
conforme las ofertas hipotecarias se ajusten a una situación monetaria más accesible. Por otro lado, aunque los préstamos a interés variable siguen siendo la opción mayoritaria, con un 49% del saldo al cierre de 2024, han experimentado una disminución constante desde 2015, cuando representaban el 72% del saldo total.
En cuanto a la cartera viva del crédito hipotecario, el año 2024 mostró un comportamiento positivo en la demanda, impulsada por la bajada de tipos, lo que se tradujo en un incremento trimestral del 0,4%, situando el saldo total cerca de 600.000 millones de euros. A pesar del crecimiento económico, el endeudamiento ha ido perdiendo peso sobre la demanda agregada, representando alrededor del 38% del PIB, una notable disminución respecto al 50% de hace cinco años. Esto indica que el sistema financiero aún posee capacidad para seguir prestando a los hogares, manteniendo el control sobre la dudosidad.
