Este verano, los conductores españoles se han encontrado con una buena noticia en plena operación salida: llenar el depósito de combustible es más barato que en los tres años anteriores. Por primera vez desde que comenzaran las tensiones internacionales derivadas de la guerra en Ucrania, el precio del litro de gasolina y diésel ha descendido de forma apreciable, ofreciendo un respiro económico a quienes se han lanzado a la carretera durante las vacaciones.
Según el último Boletín Petrolero de la Unión Europea, publicado a principios de agosto, el precio medio del litro de gasolina en España se situó en 1,489 euros. Esta cifra representa una disminución del 7,3% con respecto al mismo periodo de 2024 y del 21,9% frente a 2022, año marcado por la escalada del precio del petróleo a raíz de la invasión rusa. Aun teniendo en cuenta que en aquel momento se aplicaba una bonificación estatal de 20 céntimos por litro, el precio actual sigue siendo aproximadamente un 12% más bajo en comparación real.
El gasóleo, aunque ha mostrado una tendencia distinta en las últimas semanas, también ha bajado en términos interanuales. Su precio se sitúa en 1,432 euros por litro, un 2,8% menos que en 2024 y muy lejos de los 1,893 euros que se llegaron a pagar en 2022. Esta caída representa un 24,4% respecto a aquel verano.
Detrás del descenso: el petróleo más barato y una demanda contenida
Los analistas coinciden en que la evolución del precio del combustible está estrechamente vinculada al coste del barril de petróleo. El profesor Jordi Perdiguero, de la Universidad Autónoma de Barcelona, explica que el mercado ha experimentado una notable relajación. “Después de que el Brent superara los 120 dólares por barril durante el punto álgido del conflicto en Ucrania, ahora ronda los 67 dólares”, indica. Esta bajada no se debe a una reducción de márgenes empresariales, sino a factores macroeconómicos y geopolíticos.
Con estos precios, repostar un vehículo con un depósito de tamaño medio (55 litros) cuesta en torno a 81,7 euros para gasolina y 78,8 euros para diésel. Aunque supone un ahorro de entre 2 y 6 euros respecto al año anterior, los precios siguen siendo de los más altos desde 2005. Comparado con 2021, por ejemplo, llenar un depósito medio de gasolina costaba 3,8 euros menos, y uno de diésel, 9 euros menos.
España, por debajo de la media europea
En el contexto de la Unión Europea, España sigue ofreciendo precios de carburantes más bajos que la media. En el caso de la gasolina, solo 11 de los 27 países tienen precios inferiores, con Bulgaria liderando como el más barato (1,225 €/l). Por el contrario, Dinamarca encabeza el ranking de precios altos con 1,980 euros por litro. En cuanto al diésel, España ocupa una posición aún más ventajosa: solo Malta, Bulgaria, Rumanía y Polonia ofrecen precios más bajos.
Perspectivas: ¿seguirán bajando los precios?
Aunque prever el comportamiento futuro de los precios del combustible es siempre arriesgado, los expertos se muestran moderadamente optimistas. Se espera que a partir de septiembre, la OPEP y sus aliados aumenten la producción de crudo en más de medio millón de barriles diarios, una decisión que podría estabilizar o incluso abaratar los precios de gasolina y diésel de cara al otoño e invierno. La restitución de los 2,2 millones de barriles que fueron retirados en 2023 también podría contribuir a este efecto.
Sin embargo, hay factores de incertidumbre que podrían alterar esta tendencia. Uno de ellos es el riesgo de una guerra comercial, que podría incrementar la demanda de crudo por efecto del crecimiento económico. El otro es el futuro de las exportaciones de petróleo ruso. Si Estados Unidos cumple su amenaza de sancionar a los países que compren crudo ruso, la reducción en la oferta mundial podría provocar una nueva subida de precios.
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