El Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de proyectar un crecimiento económico mundial del 3,2 % para este año, manteniendo así sus previsiones publicadas en el último informe de Perspectivas de la Economía Mundial. Esta estimación refleja una consolidación de la recuperación económica global tras los efectos de la pandemia y los shocks inflacionarios de los últimos años.
Según el FMI, el crecimiento se ve respaldado por un consumo privado más fuerte de lo esperado, una moderación paulatina de la inflación y una política monetaria más estable en las principales economías. En particular, Estados Unidos, la zona euro y varias economías emergentes muestran señales de estabilización tras años de volatilidad.
La evolución del mercado energético también se mantiene como una variable clave en las proyecciones del organismo. En este sentido, la OPEP+ -el grupo ampliado de países exportadores de petróleo liderado por Arabia Saudí y Rusia- juega un papel determinante en el equilibrio de los precios del crudo, que han mostrado una relativa estabilidad en los últimos meses. El mantenimiento de cuotas de producción moderadas por parte de la OPEP+ ha contribuido a evitar nuevas presiones inflacionarias a escala global.
Sin embargo, el FMI advierte que una alteración significativa en la política de producción de la OPEP+ podría impactar negativamente en los precios de la energía y, con ello, en las previsiones de crecimiento para países altamente dependientes de las importaciones energéticas. La incertidumbre geopolítica en regiones productoras, así como las tensiones comerciales, son factores que podrían alterar ese equilibrio frágil.
"A pesar de la incertidumbre geopolítica y los desafíos estructurales, la economía global ha demostrado una resiliencia notable" - Gita Gopinath, subdirectora gerente del FMI
"El crecimiento mundial sigue siendo moderado, pero estable", afirma Gita Gopinath, subdirectora gerente del FMI. "A pesar de la incertidumbre geopolítica y los desafíos estructurales, la economía global ha demostrado una resiliencia notable".
El informe también subraya que, aunque los riesgos persisten, como la tensión comercial entre grandes potencias, los conflictos armados en Europa del Este y Medio Oriente, y los efectos del cambio climático, la economía global ha sabido adaptarse mejor de lo previsto.
Una de las claves para sostener el crecimiento será el control de la inflación. El FMI estima que la inflación general seguirá disminuyendo en la mayoría de los países, acercándose a los objetivos fijados por los bancos centrales hacia mediados de 2025. Sin embargo, advierte que aún hay riesgos de repuntes inflacionarios, especialmente en países con monedas volátiles o altos niveles de endeudamiento.
El crecimiento no será uniforme a nivel mundial. Mientras Asia emergente, liderada por India y China, continuará siendo el principal motor económico, América Latina crecerá de manera más moderada, con un promedio regional estimado del 2,1 %. África subsahariana mantendrá un crecimiento superior al 4 %, impulsado por la inversión extranjera directa y el desarrollo del sector energético. Europa enfrentará un crecimiento más lento, especialmente en las economías más endeudadas del sur, afectadas por tasas de interés altas y un menor margen fiscal.
El FMI ha insistido en que el crecimiento a medio plazo seguirá por debajo de los promedios históricos si no se abordan reformas estructurales profundas. Entre ellas se incluyen mejoras en la productividad, la inversión en infraestructura digital y energética, y una mayor cooperación internacional en materia fiscal y regulatoria.
El IPC de Estados Unidos subió un 2,7% en junio, acelerándose tres décimas respecto a mayo
