En un informe detallado presentado este jueves, los analistas y estrategas de Mirabaud AM proyectan que 2026 será un año crucial, marcado por la necesidad de armonizar el crecimiento económico con la estabilidad de precios. Los bancos centrales jugarán un rol fundamental en la gestión de estas variables, mientras que los gobiernos enfrentarán presiones fiscales y geopolíticas importantes. A su vez, las empresas se verán obligadas a adaptarse a la revolución tecnológica impulsada por la Inteligencia Artificial (IA).
En su análisis, los expertos de Mirabaud señalan que Estados Unidos continuará moviéndose en un entorno de triple flexibilización: fiscal, monetaria y regulatoria. Este enfoque ha permitido un crecimiento sostenible, cimentado en la inversión en IA y las innovaciones tecnológicas. Para 2026, estiman que el crecimiento del PIB de EE. UU. se mantendrá poco debajo del 2%, con el consumo como motor principal siempre que perduren los efectos riqueza.
Un área de preocupación destacada por los analistas es el mercado inmobiliario. Aunque la Reserva Federal ha iniciado recortes de tipos, los tipos hipotecarios siguen siendo elevados, superando el 6%, lo que podría generar tensiones. La expectativa es que la Fed mantenga una política de flexibilización moderada, con una tasa cercana al 3%, a no ser que ocurra una desaceleración económica imprevista que justifique recortes más agresivos.
El eventual cambio de liderazgo en la Fed es otro factor a seguir de cerca.
En Europa, se anticipa que el crecimiento será impulsado principalmente por una política fiscal expansiva. Según el informe, el déficit agregado de la eurozona podría aumentar del 3,2% al 3,5% del PIB en 2026. En particular, Alemania enfrentará un déficit récord del 4,75% del PIB debido al incremento del gasto militar e infraestructuras, mientras que Italia podría salir antes de lo previsto del ‘Procedimiento de Déficit Excesivo’ gracias a mayores ingresos fiscales.
La inversión pública en Europa podría alcanzar niveles no vistos desde la crisis financiera mundial, sostenida por fondos europeos. Sin embargo, se advierte que los crecientes costes de financiación comenzarán a mermar el margen fiscal en 2027, manteniendo los déficits estructurales como una preocupación a largo plazo.
Fuera del continente europeo, el Reino Unido se prepara para un año de crecimiento desacelerado en 2026, motivado por un mercado laboral debilitado e incertidumbres fiscales. Este panorama llevará al Banco de Inglaterra a mantener la senda de recortes de tipos de interés.
En China, la inversión pública y una política monetaria expansiva pueden impulsar un crecimiento superior a las expectativas para 2026, a pesar de las restricciones en energía e infraestructuras que afectan la implementación de la IA. El Banco Popular de China probablemente mantenga su enfoque expansivo, centrando sus esfuerzos en el consumo y la inversión.
Tensiones geopolíticas entre China y Estados Unidos, especialmente en el ámbito de las tierras raras y los componentes tecnológicos, seguirán siendo elevadas, aunque la retórica se ha flexibilizado recientemente.
Para los inversores, el informe concluye que el discernimiento será un elemento crítico para manejar un entorno marcado por la innovación, la volatilidad y la compleja dinámica del comercio global.
