La agencia de calificación Scope Ratings ha emitido recientemente un análisis sobre la banca española, revelando un panorama de desafíos para el año 2025. Según el informe, la rentabilidad de las entidades bancarias en España se verá reducida en comparación con 2024, un fenómeno impulsado por la bajada de tipos oficiales y una fuerte competencia en el sector.
Una de las áreas en las que Scope Ratings proyecta un crecimiento es en las comisiones bancarias. Este incremento se debe a la recuperación de los volúmenes de préstamos, el aumento en el consumo y el avance en los activos bajo gestión, junto con productos enfocados a la gestión patrimonial. A pesar de que la calidad de los activos se normalizaría, los analistas prevén niveles de morosidad levemente superiores a los de 2024, impulsados por el crecimiento de los préstamos al consumo y a clientes minoristas.
Sin embargo, se enfatiza que este aumento no sería significativo. Por otro lado, los préstamos comerciales podrían experimentar un mayor deterioro, especialmente aquellos en sectores relacionados con el comercio internacional, dado el incierto panorama macroeconómico y geopolítico actual.
En materia de solvencia, los bancos españoles se consideran bien posicionados para mantener sus colchones de capital gracias a una sólida generación de ingresos y estrategias de optimización del capital. Se espera que el crecimiento de los préstamos se soporte a través de la generación orgánica de capital y que las distribuciones a los accionistas se mantengan en un 50% de los beneficios.
Impacto en el sistema bancario y futuro europeo
En cuanto a las consolidaciones bancarias, la posible adquisición del Banco de Sabadell por parte de BBVA es vista como una oportunidad para fortalecer las posiciones de los principales actores en el sistema bancario español. Mientras tanto, los bancos pequeños y medianos continúan enfrentando una elevada competencia al prestar a segmentos más rentables.
Para la banca europea, Scope Ratings pronostica que los beneficios seguirán resistiendo en 2025, aunque se anticipa una reducción en los márgenes netos de intereses.
Dada la escasa visibilidad frente al impacto de las guerras comerciales y la geopolítica, así como el entorno económico incierto, los riesgos siguen sesgados a la baja.
