El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha aprobado la venta de chips de inteligencia artificial H200 de Nvidia a China, imponiendo una comisión del 25% sobre las ventas. El anuncio fue realizado en la plataforma Truth Social y confirmado con la aprobación del presidente chino, Xi Jinping, bajo la premisa de garantizar una «sólida seguridad nacional». Esta política busca respaldar el empleo estadounidense, fortalecer la industria manufacturera y beneficiar a los contribuyentes.
Trump ha asegurado que el Departamento de Comercio está finalizando las directrices, y este enfoque también incluirá a AMD, Intel y otras grandes corporaciones de tecnología. La autorización para la exportación de H200 se presenta como una solución intermedia entre las restricciones anteriores y el deseo de Nvidia de expandir sus ventas en el mercado chino. Un acuerdo anterior que preveía el pago de un porcentaje de los ingresos por ventas de chips de IA por parte de Nvidia y AMD nunca se concretó, dadas las objeciones de Pekín y la falta de demanda china.
Permitir las ventas de estos chips a China supone una victoria estratégica para Nvidia, que trata de que los controles de exportación sean más flexibles. Jensen Huang, fundador de Nvidia, ha desarrollado una relación cercana con Trump desde las elecciones de 2024, argumentando que las restricciones perjudican a empresas estadounidenses mientras benefician a competidores chinos como Huawei.
Siempre vimos a China como un mercado potencial de 50.000 millones de dólares, aunque por ahora los ingresos por centros de datos en esa región están excluidos de nuestras previsiones
recientemente declaró Huang en Bloomberg Television. Además, Nvidia logró evitar restricciones legislativas que habrían limitado la venta de chips avanzados a China y otros países, asegurando así su presencia en un mercado clave.
Estas medidas representan un cambio significante respecto a las previas políticas implementadas desde 2022, las cuales buscaban impedir el acceso del Ejército chino a tecnologías avanzadas de origen estadounidense. Con el soporte legislativo y presidencial, Nvidia y otras empresas americanas pueden ahora perseguir oportunidades que antes parecían inalcanzables.


