En una declaración reciente, Donald Trump, presidente de Estados Unidos, aseguró que las cartas enviadas a diversos países son los acuerdos definitivos, eliminando así la posibilidad de futuras negociaciones. Sin embargo, Trump dejó entrever una apertura para dialogar, especialmente con Europa, bajo «condiciones diferentes».
Durante un encuentro con medios, acompañado por Mark Rutte, secretario general de la OTAN, Trump afirmó: «Los acuerdos ya están hechos. Las cartas son los acuerdos. No hay acuerdos que hacer.» A pesar de su contundente declaración, subrayó que su administración está dispuesta a conversar, incluso con Europa, para «hacer un acuerdo diferente».
El contexto de estas declaraciones se centra en la reciente decisión de Trump de imponer un arancel del 30% a productos de la Unión Europea, lo cual entraría en vigor el próximo 1 de agosto. Este movimiento ha sido una respuesta directa a lo que percibe como desequilibrios comerciales de larga data.
En contrapartida, la Unión Europea ha optado por retrasar la aplicación de represalias, previamente diseñadas en abril, que ascendían a 21.000 millones de euros. Estas medidas estaban previstos como reacción a las tarifas estadounidenses sobre el acero y el aluminio.
El líder republicano resaltó el éxito financiero de las tarifas, afirmando haber recaudado 25.000 millones de dólares (21.385 millones de euros) en el último mes, una cifra considerable que respalda su estrategia económica.
Además, utilizando la plataforma Truth Social, Trump insistió en que el país ha sido objeto de estafas, tanto en el ámbito comercial como militar, lo que ha tenido un costo insostenible de «billones de dólares». Esta crítica iba acompañada de un reproche al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, a quien estima no está gestionando correctamente la política económica.
