El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha firmado recientemente una orden ejecutiva destinada a revitalizar la industria naviera del país con el fin de hacer frente al creciente dominio marítimo de China. Este decreto introduce varias medidas, entre ellas, la creación de nuevas fuentes de financiación para apoyar la construcción naval estadounidense y establece el camino para exenciones fiscales para las inversiones en lo que se han denominado «zonas de prosperidad marítima».
Además, la orden instruye a las agencias gubernamentales a llevar a cabo estudios sobre la presencia estadounidense en el Ártico. En este contexto, Trump ha pedido al secretario de Defensa, Pete Hegseth, que elabore «una estrategia que identifique la visión, las metas y los objetivos necesarios para asegurar las vías fluviales del Ártico». Este plan también deberá conciliarse con los jefes de Transporte, Seguridad Nacional y la Guardia Costera.
El objetivo declarado de la iniciativa es «restaurar el dominio marítimo de Estados Unidos»
Según el documento, esta reactivación responde a lo que se ha calificado como «décadas de negligencia gubernamental», que han permitido a adversarios estratégicos erosionar la seguridad nacional de EE. UU. En este sentido, la Casa Blanca subraya que menos del uno por ciento de la producción mundial de barcos comerciales proviene de Estados Unidos, en contraste con China, que produce alrededor de la mitad.
Con el objetivo de entender cómo la Armada estadounidense ha quedado en una posición desfavorable en el ámbito naval, se ha ordenado al Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) que inicie, en los próximos 90 días, una revisión de los procesos de adquisición de buques del Departamento de Defensa y del Departamento de Seguridad Nacional. Este organismo, liderado por el empresario Elon Musk, entregará una propuesta al presidente para mejorar la eficiencia y eficacia de esos procesos.
