El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha enviado una carta a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y al presidente del Consejo Europeo, António Costa, en la que defiende con firmeza la importancia de mantener el actual nivel de ambición de los objetivos del Reglamento CAFE, la normativa europea que regula las emisiones de CO2 de los vehículos, de cara a 2035. Esta misiva llega en un momento en el que la Unión Europea está valorando introducir ciertas flexibilidades en el paquete de apoyo al sector del automóvil, flexibilidades que España considera que podrían poner en riesgo la transición hacia una movilidad completamente electrificada. Sánchez subraya que cualquier retraso o relajación adicional en los objetivos de emisiones supondría un retroceso en las inversiones de modernización, afectando directamente a la competitividad de la industria automotriz europea y aumentando la probabilidad de cierres de fábricas y pérdidas de empleo.
En la carta, España se opone de manera explícita a que los vehículos de combustión o tecnologías no probadas puedan seguir comercializándose más allá de 2035. Al mismo tiempo, el Gobierno aboga por mantener los vehículos híbridos únicamente como opción de transición, estableciendo límites de producción que incentiven la penetración de los coches eléctricos en el mercado. Otro de los puntos destacados de la misiva es la propuesta de crear una categoría especial para “automóviles pequeños y asequibles”, con el objetivo de garantizar que la movilidad eléctrica sea accesible para todos los consumidores europeos, promoviendo así un equilibrio entre sostenibilidad y accesibilidad, en línea con la visión de la Comisión Europea.
Sánchez también pone el foco en la competitividad tecnológica de Europa, destacando la necesidad de impulsar un paquete de baterías que reduzca la dependencia del bloque comunitario de proveedores externos, un aspecto cada vez más relevante en un entorno geopolítico global altamente competitivo. En este sentido, España plantea reforzar la cadena de suministro de componentes estratégicos como baterías y acero, proponiendo incluso un etiquetado “verde” para el acero utilizado en la industria automotriz con el fin de garantizar que la producción cumpla con criterios de sostenibilidad y bajas emisiones. Además, el presidente respalda la inclusión de requisitos mínimos de electrificación para las flotas corporativas y el uso preferente de acero de bajo carbono, iniciativas alineadas con los objetivos de la futura Ley de Aceleración Industrial de la UE.
La misiva de Sánchez llega en un contexto de debate intenso con la patronal europea del sector, ACEA, que ha presionado para una relajación de los objetivos de emisiones, incluyendo posibles retrasos en la prohibición de ventas de vehículos de combustión y créditos de CO2 por desguazar coches antiguos. En España, la patronal nacional ANFAC también negocia aspectos como el componente local de los vehículos vendidos, con el objetivo de favorecer la producción europea frente a la entrada de automóviles procedentes de China, especialmente de fabricantes de vehículos eléctricos que están ampliando su presencia en el país.
Expertos y asociaciones del sector celebran la posición de España. Isabell Buschel, directora de Transport & Environment España, ha señalado que el país demuestra tener una visión clara hacia cero emisiones y se posiciona como un defensor de la electrificación del transporte por carretera. Según Buschel, mantener los objetivos para 2035 y potenciar la electrificación de flotas corporativas muestra solidaridad con el resto de Europa y refuerza la estrategia para convertir a España en un hub de electromovilidad, consolidando al mismo tiempo la autonomía estratégica del continente.
Con esta carta, España refuerza su compromiso con la transición hacia una movilidad más limpia y eficiente, defendiendo una industria automotriz europea competitiva, sostenible y preparada para el futuro. La misiva no solo marca una posición política firme ante Bruselas, sino que también subraya la importancia de la electrificación como motor de innovación y crecimiento económico, garantizando que el sector avance sin retrocesos y en línea con los objetivos climáticos del continente.
