El reciente anuncio realizado por Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), ha puesto de manifiesto las complejas tensiones en las decisiones de política monetaria actuales. La Fed decidió recortar los tipos de interés en 25 puntos básicos, y Powell explicó que estas discrepancias son producto de un «inusual» choque de riesgos, con la inflación al alza y el mercado laboral a la baja.
En palabras de Powell, «los debates que tenemos son tan productivos como cualquiera de los que hemos tenido en mis 14 años en la Fed. Son muy serios, respetuosos y con personas de convicciones firmes.» En la votación, nueve de los 12 miembros apoyaron el ajuste, mostrando un apoyo considerable a pesar de las divergencias. Dentro de los votos en contra destacó Stephen Miran, quien abogó por una reducción más agresiva de medio punto.
No existe una vía sin riesgos para la política monetaria mientras navegamos por esta tensión entre nuestros objetivos de empleo e inflación
La postura de Miran se alinea con las presiones del presidente Donald Trump para realizar recortes más drásticos en las tasas, con el objetivo de abaratar los costes de financiación del Gobierno y estimular la actividad privada. Este contexto se enmarca dentro de una guerra abierta entre Powell y Trump respecto a la dirección que debe tomar la política monetaria.
Con vistas a enero, Powell ha destacado la importancia de «evaluar atentamente los datos entrantes» ya que se dispondrá de lecturas adicionales del mes de diciembre. El presidente de la Fed ha indicado que espera que el impacto de los aranceles sobre la inflación sea «relativamente corto en el tiempo» y que se traduzca en un aumento «único» de los precios.
En otro orden de ideas, el banquero central ha señalado que el balance de la Fed ha disminuido hasta niveles que, aunque siguen siendo «amplios», permiten iniciar la compra de bonos del Tesoro a corto plazo para garantizar un adecuado suministro de reservas.
