El informe ‘Experiencia en alquiler en 2025’ de Fotocasa revela una preocupante tendencia en el mercado del alquiler en España: tan solo el 23% de los inquilinos que firmaron un contrato en el último año intentaron negociar el precio, un descenso significativo de once puntos respecto a 2021, cuando el 34% lo hacía.
El retroceso en la capacidad de negociación se enmarca dentro de un contexto dominado por la escasez de oferta y una alta competencia entre demandantes. Según el estudio, aunque el 54% de los inquilinos que intentaron negociar logró una reducción en el precio, esta cifra ha disminuido tres puntos en comparación con 2024 y quince puntos respecto a 2022.
Otro aspecto relevante es el creciente porcentaje de inquilinos que, tras negociar, terminan pagando más: un 33% en 2025 frente a un 28% en 2024 y un 17% en 2022. En general, las reducciones conseguidas son limitadas; el 65% de los inquilinos que obtuvieron una rebaja lograron menos de un 10% de descuento, y solo un 24% alcanzó entre el 10% y el 15%.
Los propietarios tienen una posición dominante ante una demanda que supera con creces la oferta, lo que reduce los márgenes de negociación y obliga a los inquilinos a aceptar condiciones menos favorables
afirma María Matos, directora de Estudios de Fotocasa. Esta situación lleva a concesiones como renunciar a mejoras en la vivienda a cambio de rebajas en el precio.
Pese a estas limitaciones, los propietarios muestran una mayor disposición a negociar, aunque con resultados mixtos. Un 24% asegura haber revisado precios a la baja (tres puntos más que en 2024), pero el 36% logró elevar la renta mensual después de negociar, un incremento de tres puntos interanual.
En el 70% de los casos, las bajadas no superaron el 10%, y un 30% de las reducciones se debieron a problemas económicos de los inquilinos, lo que representa un aumento de nueve puntos respecto al año pasado. Fotocasa subraya que este desequilibrio entre oferta y demanda está tensionando cada vez más el mercado del alquiler, donde los inquilinos no solo enfrentan menos margen para negociar, sino también condiciones más exigentes de los arrendadores.
