La vicepresidenta primera y comisaria de Competencia de la Comisión Europea, Teresa Ribera, ha realizado una impactante comparación este viernes durante un evento organizado por ‘elDiario.es’. Ribera ha descrito el comportamiento del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como el de un «abusón en el patio del colegio», subrayando que el problema actual radica en una forma de agresión que no busca el entendimiento, sino el conflicto.
En sus declaraciones, Ribera enfatizó que Europa no puede quedarse quieta ante la guerra arancelaria iniciada por la Administración Trump. La comisaria destacó la necesidad de diálogo, aunque admitió que hasta ahora las conversaciones han sido «baldías». En caso de no llegar a un acuerdo con la Casa Blanca, subrayó que Bruselas debe responder de manera «proporcionada», «recíproca» y «flexible». Ribera argumentó que la Unión Europea necesita reforzar sus capacidades para estar «mejor preparados» y evitar la dependencia de Estados Unidos.
Quien era nuestro socio natural nos ha abandonado, pues no me puedo quedar llorando en un rincón
Ribera sugirió que la UE podría considerar implementar «medidas de reciprocidad» en áreas como componentes para automóviles y otros bienes y servicios producidos en EE.UU., además de recurrir a la Organización Mundial del Comercio (OMC) para resolver conflictos.
Sobre el proceso de rearme promovido por la Comisión Europea, Ribera ha mencionado que la seguridad en el continente debe abarcar más que cuestiones meramente militares. Abogó por la necesidad de combinar el gasto en defensa con el gasto social para prevenir «profundas injusticias» y reacciones adversas de la comunidad. La comisaria advirtió que Europa se encuentra en medio de una rápida transformación y debe aprender a reaccionar ante imprevistos, como ciberataques y problemas energéticos.
No podemos dejar que se rompan los cables [submarinos], que nos chantajeen con la energía, que haya ataques o que no estemos preparados para grandes catástrofes
Ribera insistió en la imperante necesidad de una transformación económica en Europa, enfocándose en una transición energética y ambiental acelerada que potencie la competitividad industrial. La comisaria manifestó su preocupación por la posibilidad de perder terreno en la carrera tecnológica, instando a no subestimar el impacto de integrar el componente ambiental como un factor clave para la competitividad.