Economía

Todo sobre el posible ERE de Telefónica: lo que se sabe hasta ahora

La compañía niega que exista un plan inmediato de despidos, pero los rumores apuntan a un ajuste que podría afectar a 6.000 empleados

Telefónica invierte 77.000 millones en infraestructuras sostenibles en la última década
Por Marta Menéndez

Telefónica, uno de los principales operadores de telecomunicaciones a nivel global, se encuentra en el centro de una nueva ola de especulaciones sobre posibles ajustes en su plantilla. Los rumores recientes apuntan a que la compañía podría acometer un expediente de regulación de empleo (ERE) que afectaría a aproximadamente 6.000 trabajadores, con un coste extraordinario estimado de hasta 2.300 millones de euros. Sin embargo, la empresa ha sido clara al asegurar que "no hay sobre la mesa el planteamiento de un ERE en este momento", aunque admite que realiza "numerosos análisis en todos los ámbitos del grupo". Esta declaración busca calmar la incertidumbre generada por medios como Expansión, que ya habían elevado la cifra de afectados previamente señalada en otros reportes a 4.000.

La posibilidad de una reducción de plantilla se enmarca dentro de un proceso de revisión estratégica que Telefónica comenzó este año y que culminará con la presentación de su plan estratégico el próximo 4 de noviembre. La compañía analiza no solo la estructura interna, sino también posibles operaciones corporativas, desinversiones y ajustes en las filiales que operan en diferentes regiones, incluida Hispanoamérica, donde recientemente ha completado ventas en Argentina y Perú, y se encuentra en proceso de formalizar desinversiones en países como Uruguay, Colombia, Ecuador, Chile y México. Esta revisión integral refleja el objetivo declarado por Marc Murtra, presidente del grupo, de simplificar estructuras y optimizar recursos, garantizando que el operador mantenga su competitividad y eficiencia en un mercado cada vez más exigente.

Históricamente, los ajustes de plantilla en Telefónica se producen cada dos años y suelen estar consensuados con los sindicatos mayoritarios. La última reducción significativa se cerró en enero de 2024, afectando a 3.420 empleados de las filiales Telefónica de España, Móviles y Soluciones, y generó un coste aproximado de 1.300 millones de euros, con un ahorro proyectado para 2025 de unos 285 millones de euros. En ese caso, las salidas fueron principalmente voluntarias, en línea con el modelo que la compañía ha mantenido en años anteriores, priorizando la no traumática extinción de contratos y la reubicación de los empleados en otros puestos cuando ha sido posible.

Ante los rumores recientes, el sindicato UGT ha emitido un comunicado en el que subraya la necesidad de conocer previamente el plan estratégico antes de considerar cualquier medida de reducción de plantilla. UGT insiste en que el futuro de Telefónica debe construirse sobre la innovación y el desarrollo de productos de alto valor añadido, y no sobre nuevas bajas de personal. Además, recuerda que el actual Convenio de Empresas Vinculadas (CEV) incluye una garantía de empleo vigente hasta finales de 2026, lo que implica que cualquier ajuste deberá ser negociado y consensuado con los representantes de los trabajadores, manteniendo principios como la voluntariedad y la ausencia de extinciones traumáticas.

El posible ERE, según diversas fuentes, podría afectar principalmente a España y al centro corporativo, y contemplaría filiales como Telefónica Tech, I+D, Movistar+, Telxius, Telyco o Telefónica Soluciones Audiovisuales. Telefónica Tech, que actualmente cuenta con unos 7.000 empleados, podría ver una parte de su plantilla reasignada dentro del grupo, en caso de materializarse el ajuste. No obstante, la compañía mantiene que estos análisis son parte de la planificación estratégica general y no implican decisiones inmediatas sobre despidos masivos.

En el plano financiero, los mercados parecen recibir estas noticias con relativa calma. Las acciones de Telefónica registran avances moderados, lo que refleja cierta confianza de los inversores en que la empresa gestionará la situación con prudencia. Sin embargo, el contexto es delicado: la compañía debe equilibrar fuertes inversiones en redes, mantener la competitividad frente a operadores saturados y asegurar la confianza de los accionistas, especialmente en lo referente al dividendo, uno de los atractivos principales de la empresa. La fecha del 4 de noviembre, cuando se presentará el nuevo plan estratégico, se perfila como clave para despejar dudas sobre los rumores de ERE y los planes financieros futuros, marcando un hito importante en la planificación de la compañía y su comunicación con el mercado.

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