El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha emitido una orden en su primer día tras regresar a la Casa Blanca, en la que anula cualquier compromiso relacionado con el Acuerdo Fiscal Global promovido por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Este acuerdo establece un gravamen mínimo del 15% a nivel global para las empresas que reportan ingresos superiores a los 750 millones de euros.
En su declaración, Trump sostiene que «el Acuerdo Fiscal Global de la OCDE, respaldado por la administración anterior, no solo facilita la jurisdicción extraterritorial sobre los ingresos estadounidenses, sino que también restringe la capacidad de nuestra nación para implementar políticas fiscales que beneficien a las empresas y los trabajadores americanos». Alega que este acuerdo y diversas prácticas fiscales internacionales «discriminatorias» podrían exponer a las empresas de EE. UU. a «represalias» si el país no se adhiere a ciertas obligaciones fiscales internacionales. El presidente concluye enfatizando que «el Acuerdo Fiscal Global no tiene fuerza ni efecto en los Estados Unidos».
Mientras tanto, jurisdicciones como la Unión Europea y Reino Unido han adoptado este compromiso de establecer un impuesto corporativo mínimo del 15%. Sin embargo, hasta la fecha, el Congreso de EE. UU. no ha ratificado esta medida.
Trump también ha instruido al secretario del Tesoro, en consulta con el representante comercial de los Estados Unidos, a investigar si algún país está en incumplimiento de tratados fiscales con EE. UU. o si mantiene normas fiscales que infrinjan desproporcionadamente a las empresas estadounidenses. En caso afirmativo, su administración se encargará de elaborar una lista de opciones de «medidas de protección» u otras acciones que Estados Unidos debería considerar en respuesta a dichas circunstancias.
