El panorama tributario en España para el año 2025 estará marcado por una serie de reformas significativas, entre las que se encuentran la reconfiguración del impuesto a la banca, la nueva tasa a grandes energéticas, la restauración del IVA de la luz y los alimentos a niveles anteriores a la crisis inflacionaria y la implementación de un tipo mínimo del 15% en el Impuesto sobre Sociedades para las grandes corporaciones.
La reforma fiscal ha enfrentado duras negociaciones con diversos grupos parlamentarios
La reforma fiscal ha sido uno de los proyectos más desafiantes del Gobierno en esta legislatura, enfrentándose desde el comienzo a complicadas negociaciones con múltiples grupos parlamentarios. Aunque la norma ha conseguido avanzar en el Congreso, lo ha hecho renunciando a algunos de sus objetivos iniciales, como el aumento de la fiscalidad sobre el diésel, la regulación del régimen de las socimis y la tributación sobre vehículos, aviones y yates de lujo.
Reconfiguración del impuesto a la banca y nueva tasa energética
Dentro de las reformas, destaca la reconfiguración del gravamen a la banca, que pasará a ser gestionado por las haciendas forales y comunidades autónomas. Este nuevo impuesto tendrá un tipo progresivo que oscilará entre el 1% y el 7%, basado en los márgenes de interés y comisiones de cada entidad.
Además, se prevé la creación de un nuevo gravamen temporal para las empresas energéticas, que incluirá una bonificación del 60% para aquellos que inviertan en actividades de descarbonización. Esta medida busca respaldar la transición ecológica y el crecimiento económico, a pesar de que aún está pendiente de convalidación en las Cortes.
También se contempla la restauración del IVA de los alimentos y la electricidad. Desde el 1 de enero de 2025, el IVA de los alimentos básicos y del aceite de oliva volverá a ser del 4%, y la electricidad regresará al 21%.
Por último, se implementarán nuevos impuestos sobre productos como los líquidos para cigarrillos electrónicos a partir del 1 de abril de 2025, y se prorrogarán diversas deducciones por inversiones en eficiencia energética y la adquisición de vehículos eléctricos. Estas modificaciones buscan adaptarse a las nuevas circunstancias económicas y fiscales del país, intentando mitigar el impacto negativo en los ciudadanos y las empresas.
