Banco Sabadell ha iniciado contactos preliminares con los accionistas de Abanca como posible alternativa a la opa hostil lanzada por BBVA. La entidad que preside Josep Oliu busca una vía defensiva para preservar su independencia ante la ofensiva del banco liderado por Carlos Torres. La posible operación con Abanca podría dar lugar a uno de los mayores grupos bancarios de España, solo por detrás de CaixaBank, Santander y el propio BBVA.
Según ha adelantado el diario Expansión, Sabadell ha mantenido conversaciones informales con el entorno de Juan Carlos Escotet, principal accionista de Abanca, que controla el 84,75% del capital del banco gallego. Sin embargo, fuentes cercanas a Abanca han señalado que, por el momento, no existe interés firme en avanzar en la operación.
La fusión permitiría a Abanca dar un salto significativo en tamaño dentro del sistema financiero español. Al cierre de 2024, la entidad contaba con 97.000 millones de euros en activos, mientras que la entidad resultante superaría los 281.000 millones. Esta combinación contaría con el respaldo del Banco Central Europeo (BCE), ya que se trataría de un nuevo banco cotizado bajo supervisión y normativa europea.
Desde el Gobierno, la operación sería bien vista como un mecanismo para evitar que Sabadell caiga en manos de BBVA. El Ejecutivo de Pedro Sánchez apuesta por un núcleo accionarial sólido que actúe como "blindaje" ante la opa hostil, aunque ha reiterado que la compra de Sabadell por parte de BBVA sería perjudicial para la competencia.
Una eventual alianza con Abanca tendría implicaciones en el reparto de poder. Aunque Josep Oliu ha evitado ceder el control ejecutivo en el pasado, parece razonable pensar que Abanca reclamaría la posición dominante en la futura entidad, dados su tamaño accionarial y el peso de Escotet en la operación. Con una ecuación de canje favorable, Abanca podría controlar cerca de una cuarta parte del capital, mientras que los grandes inversores actuales de Sabadell —como BlackRock (6,62%), Zurich (4,1%) y David Martínez (3,49%)— quedarían en posiciones minoritarias.
Para llevar a cabo una operación de este tipo, Sabadell debería convocar una junta extraordinaria de accionistas que le exima del llamado "deber de pasividad". Según la legislación española, una empresa sometida a una opa no puede adoptar medidas que frenen la oferta sin el visto bueno de sus accionistas, aunque sí está permitida la búsqueda de ofertas alternativas.
En paralelo, el Gobierno prepara su dictamen sobre la opa hostil de BBVA, tras abrir una consulta pública para recabar opiniones, vigente hasta el 16 de mayo. Aunque la CNMC ya ha dado luz verde a la operación, el Ejecutivo tiene hasta finales de junio para intervenir, establecer condiciones o, incluso, bloquear la fusión legal si considera que afecta negativamente al mercado.
