En un reciente foro económico en Bilbao, Ángela de Miguel, presidenta de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme), ha hecho un llamado urgente a cuidar a la pequeña empresa española que, según ella, se siente «abandonada» por las políticas actuales. De Miguel ha destacado que estas empresas están «asfixiándose» ante un entorno regulatorio complejo, una presión fiscal «desproporcionada» y el aumento de los costes laborales.
Un crecimiento económico con realidades micro preocupantes
Pese a que la economía española ha crecido cerca de un 8% desde finales de 2019, De Miguel subraya la «aparente paradoja» donde «cada día desaparecen 10 microempresas». Según los datos presentados, al comparar el promedio de empresas con trabajadores entre el periodo de enero-mayo de 2019 y el mismo periodo en 2025, se observa un estancamiento general, pero, en el caso de las microempresas con menos de 10 trabajadores, la situación es «mucho más dura», con una disminución del 1,84%, resultando en 21.000 microempresas menos.
De Miguel lamentó que las pequeñas empresas se vean atrapadas en una burocracia abrumadora, con un «exceso de marco regulatorio». Cada año se publican más de 1.200.000 páginas de diferentes boletines oficiales que afectan a las empresas, complicando su capacidad de adaptación y cumplimiento legal. Así, enfatizó la necesidad de que cada nueva norma sea acompañada por la eliminación de dos normas existentes para reducir la carga burocrática.
Ángela de Miguel ha demandado que las políticas públicas «piensen en pequeño» para proteger a estas microempresas y frenar las elevadas tasas de cierre.
La carga fiscal y el aumento de costes laborales
La presión fiscal sobre las empresas pequeñas es significativamente mayor que el promedio europeo. Mientras que en Europa las empresas contribuyen un 25% en impuestos, en España este esfuerzo asciende al 37%, lo que implica un 50% más. Además, los costes laborales en las microempresas han aumentado un 25% en los últimos cuatro años, y la propuesta de reducir la jornada laboral a 37,5 horas, aunque no parece desacertada, debería ser considerada dentro del diálogo social para evitar sobrecargas adicionales.
De Miguel también destacó problemas como el absentismo, dificultades para cubrir vacantes, la falta de relevo generacional y problemas de financiación, dado que casi la mitad de esta financiación proviene de «fondos propios» del emprendedor.
La presidenta de Cepyme concluyó advirtiendo sobre los efectos de este entorno desafiante, donde muchos empresarios están «tirando la toalla» ante las adversidades.
«El eslabón más breve de la cadena se está debilitando» en un contexto de crecimiento económico, pero advirtió que la situación podría tornarse «realmente complicada» en una coyuntura más desafiante.
Finalmente, De Miguel reiteró la necesidad de «pensar en pequeño» en el desarrollo de políticas para salvaguardar a los microempresarios, los «verdaderos héroes» que contribuyen activamente al mejoramiento del país.
