En el último ejercicio, el comercio textil en España ha sido escenario de un cambio estructural sin precedentes que consolida a las grandes cadenas especializadas como líderes indiscutibles del mercado. Inditex, Mango, Tendam y H&M han alcanzado, en conjunto, una cuota de mercado del 40%, el mayor registro de toda su historia. Este logro cobra especial relevancia si se considera que en 2006 estas enseñas apenas representaban el 27% del total, lo que evidencia una transformación profunda en los hábitos de compra y en el modelo de negocio predominante.
Este avance no ha sido casual. Las cadenas líderes han desarrollado una estrategia basada en varios pilares:
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Velocidad y flexibilidad en la producción, lo que les permite responder en tiempo récord a las tendencias.
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Integración de canales físicos y digitales (estrategia omnicanal) para ofrecer al consumidor una experiencia de compra fluida.
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Presencia internacional y economías de escala, que les permiten mantener precios competitivos sin sacrificar márgenes.
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Comunicación y marketing orientados a la inmediatez, reforzados por redes sociales y colaboraciones con influencers.
Mientras estas cadenas crecen, otros formatos pierden terreno. Los hipermercados y supermercados, que en 2022 llegaron a registrar un 28% de cuota -su récord histórico-, han retrocedido hasta el 26% tras dos años consecutivos de caídas. El retroceso más acusado se observa en las tiendas multimarca y el pequeño comercio, que han pasado del 32% de cuota en 2006 a solo un 9% en 2024. Este derrumbe es reflejo de un modelo de negocio que, pese a su valor de proximidad y trato personalizado, no ha conseguido competir con la fuerza de precios, variedad y marketing de las grandes cadenas.
Por su parte, los outlets mantienen un crecimiento moderado y se sitúan en un 17% de cuota, impulsados por un consumidor cada vez más sensible al precio y por un modelo que combina descuentos atractivos con una experiencia de compra similar a la de las tiendas convencionales. Los grandes almacenes, liderados por El Corte Inglés, se mantienen estables con un 8% de cuota, defendiendo su posición gracias a su diversificación y a una clientela fiel, aunque con dificultades para captar a los consumidores más jóvenes.
En paralelo, el canal online sigue experimentando una fuerte expansión. Aunque no todas las cadenas publican datos específicos de sus ventas digitales, Acotex estima que en 2024 este canal representó el 16,8% de la facturación total del sector. Esta cifra refleja no solo el avance del comercio electrónico, sino también la consolidación de hábitos adquiridos durante la pandemia, cuando las restricciones físicas empujaron a muchos consumidores a comprar ropa por Internet.
Sin embargo, el informe también alerta de un problema: el sector, en su conjunto, se ha estancado. La facturación total de 2024 fue de 11.040 millones de euros, apenas un 0,17% más que en 2023 y un 40% inferior a los niveles previos al Covid-19. Las cifras del primer semestre de 2025 no son alentadoras: en junio, las ventas cayeron un 2,2% interanual, acumulando una bajada del 2,56% en lo que va de año. Las altas temperaturas, que reducen el interés por la ropa de temporada, y la tendencia de los consumidores a esperar las rebajas para comprar, han sido factores clave en este descenso.
La debilidad de las ventas se refleja también en la estructura comercial: el número de puntos de venta bajó un 0,42% en 2024, quedando en 43.694 establecimientos, muy lejos de los más de 62.000 que existían entre 2016 y 2017. Esta reducción responde al cierre de pequeños comercios y a la racionalización de redes por parte de grandes marcas, que prefieren menos locales pero en ubicaciones estratégicas. Curiosamente, el empleo sí ha crecido ligeramente, con 167.556 trabajadores, un 0,46% más que en 2023, lo que puede explicarse por la necesidad de reforzar áreas de atención al cliente y logística para responder al auge del canal online.
En cuanto al gasto de las familias, la media en 2024 fue de 933 euros por hogar, un 1,17% más que en 2023, pero todavía muy por debajo de los 1.256 euros que se destinaban antes de la pandemia y mucho más lejos de los 1.881 euros registrados en 2006. Esta caída refleja un cambio profundo en las prioridades de gasto, influido por factores como la inflación en otros bienes esenciales, el auge de la moda de bajo coste, el aumento de la segunda mano y el intercambio de ropa, así como un mayor interés por la sostenibilidad y el consumo responsable.
Perspectivas y retos
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Reactivar el consumo en un entorno de competencia feroz y con un consumidor más racional y selectivo.
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Adaptarse al cambio climático y a la alteración de temporadas, que afecta a la planificación de colecciones.
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Aprovechar el canal online sin descuidar la experiencia física en tienda.
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Fomentar la sostenibilidad como elemento diferenciador frente a la creciente presión regulatoria y la sensibilidad del consumidor.
En resumen, el comercio textil español está más concentrado que nunca en manos de las grandes cadenas, pero el reto ya no es solo ganar cuota, sino recuperar el dinamismo perdido y encontrar nuevas fórmulas para impulsar el gasto en moda. La clave estará en combinar innovación, adaptación climática, sostenibilidad y experiencias de compra más atractivas, tanto en el entorno físico como en el digital.
