El líder de la Fundación "la Caixa", Isidro Fainé, desarrolló en el Congreso de CEDE de la semana pasada qué cualidades debe tener un directivo para pilotar una empresa en medio de la incertidumbre
Detrás del nombre de una empresa conocida, tras las cifras de ingresos y beneficios, y en el corazón de todo proyecto se encuentran las personas. Una empresa no es otra cosa que un conjunto de personas que se coordinan para realizar una actividad económica, ofrecer un producto o un servicio. El presidente de la Fundación "la Caixa" y de CEDE (Confederación Española de Directivos y Ejecutivos), Isidro Fainé, remarca que toda la incertidumbre vivida a causa de los cambios no debe hacer que los líderes de las empresas pierdan el foco y la perspectiva, que los que mueven las compañías son y serán siempre personas. Y como tal hay que tratarlas.
Ese liderazgo humanista fue el centro de las diferentes mesas redondas que se produjeron en el XXII Congreso CEDE, celebrado en Granada la semana pasada. Las numerosas disrupciones que acechan a la estabilidad social y empresarial obligan a los directivos y ejecutivos a afrontar la situación desde la perspectiva más humana posible.
Como desarrolló Isidro Fainé, los acontecimientos recientes invitan a pensar a que la incertidumbre irá a más en el futuro, dado que, en opinión del empresario catalán, nunca se había vivido la complejidad y la incertidumbre con tanta intensidad como ahora. En parte, esto lo explica por la elevada interdependencia entre sectores, países, empresas y personas.
También hizo un comentario sobre la transición energética, cuya velocidad es lenta. Es una mala noticia en el caso de España, puesto que el avance del cambio climático afectará a sectores como el turismo, la agricultura o los seguros, avanza Fainé. Junto a eso, hay que poner el foco en la evolución demográfica, que dejará una sociedad europea envejecida y algo menos poblada, lo que influirá en la actividad de las empresas.
Desde un punto de vista más actual, el presidente de "la Caixa" señala que otro reto está en la escasez de talento y en la dificultad de retener el capital humano más joven, con unos valores distintos. En cuanto a la política, observa que los cambios en los gobiernos "afectan al clima general de los negocios", en una clara alusión a las políticas que llevan a cabo en materia de tributos y de regulación de los mercados.
No faltó la mención de la revolución tecnológica reciente, acrecentada con la aparición de la Inteligencia Artificial Generativa, que describió como la revolución del siglo XXI. En medio de todo ese panorama de cambio profundo, Fainé lanza distintas guías para pilotar las empresas.
- En primer lugar, llama a anticiparse a los escenarios posibles, además de reaccionar con agilidad y rapidez para buscar la mejor solución para la empresa y el conjunto de la sociedad.
- Fainé señala la necesidad de dialogar y negociar "de buena fe" con los reguladores y autoridades económicas.
- También destaca la relevancia que tiene el entorno internacional, que se demostró en eventos como la crisis financiera de 2008, o la propagación de la pandemia. Esa interconexiones tienen otra derivada en la entrada de fondos soberanos en empresas de todo el mundo, en clara alusión a la inversión saudí en Telefónica.
- El presidente de "la Caixa" subraya la importancia de las personas, por lo que cree que se debe prestar atención a la llamada inteligencia emocional. "En pocas palabras: primero las personas y luego lo demás", reflexiona Fainé.
- De hecho, reconoció el peso de los empleados como "pilotos" de la empresa. De ese modo, la función del líder es marcar objetivos, transmitir los valores de la empresa, generar un ambiente que deje a los trabajadores desarrollarse y reconocer el esfuerzo individual.
- En esa misma línea, resume en cuatro ideas el liderazgo necesario en este contexto: liderar es servir; se lidera con el ejemplo; es imposible ser un líder cuando el equipo desconfía de sus intenciones; y el liderazgo debe basarse en los valores que necesita la empresa para llevar a cabo su misión.
- Poner el foco en el cliente. Las empresas nacen y viven para satisfacer sus necesidades, de modo que el objetivo es ofrecer mejores servicios y mejor trato que la competencia.
- El objetivo básico del equipo directivo es crear valor de manera continuada y sostenible. Asimismo, Fainé advierte que conviene no olvidarse del resto de los stakeholders de la empresa, más allá de los accionistas.
