“Arte y técnica de proyectar imágenes fijas de manera continuada sobre una pantalla para crear una sensación de movimiento”. Así se define la cinematografía, el cine, el también llamado “séptimo arte”. Porque desde que a finales de 1895 los hermanos Lumière proyectaron ante el público imágenes en movimiento, gracias a un prehistórico cinematógrafo, las historias narradas gracias a este aparato –y sus posteriores evoluciones– han transformado la forma de entender el ocio de la sociedad.
Una tecnología convertida en industria que este pasado 2020, ya en su etapa más digital y evolucionada, ha vivido un punto de inflexión a todas sus escalas. Desde las grandes majors hasta el acomodador de una sala de exhibición ubicado en un territorio más rural se han visto afectados. Por eso, Capital ha querido hablar con los dos extremos con el fin de conocer de primera mano cómo se está produciendo el gran cambio en un sector que se ha dejado unas pérdidas en taquilla de 446 millones de euros en comparación con 2019, es decir, un 72% menos, hasta los 169,7 millones de recaudación. Unos datos que, en cifras de espectadores, son desoladoras: después de alcanzar el mejor balance de los últimos diez años, con 105,5 millones de personas asistiendo a las salas de cine, 2020 cerró con 28,2 millones. Los profesionales insisten: la situación no es la mejor.
“Los números no engañan”, sentencia a Capital Carlos Fernández, CEO de Filmax, quien considera que “cuando un negocio se cierra, los ingresos son cero, y, por mucho que quieras reducir los gastos, tienen un límite y las pérdidas se disparan”. Aunque, matiza, “el sector de la exhibición está muy profesionalizado y entre todos están gestionando con excelencia este momento tan difícil”.
Así lo apunta el CEO de esta veterana compañía del sector, presente en España desde 1953. Una larga trayectoria a la que se sumó hace 40 años la familia de Fernández para fundar el grupo empresarial que es hoy en día. Por eso, éste recuerda: “Esta es una compañía 100% española y familiar”.
Igual que la de Joaquín Fuentes, CEO de Proyecfilm, empresa que, desde los años 60, se encarga de llevar el cine a las zonas más rurales de España, a la llamada “España Vaciada”. Aunque éste prefiere nombrarla como “la España que se vacía”. El motivo: “El público no nos apoya, prefiere ir a la capital, aunque el cine cueste más. Si no consumen cine en sus pueblos, compran en sus supermercados y en sus tiendas, al final son los propios habitantes los que la están dejando morir”.
Esto a Proyecfilm le ha afectado directamente, especialmente en 2020. “No hay películas de tirón desde el pasado verano, e incluso con títulos más taquilleros como Godzilla vs Kong, nos han dado la espalda”, reconoce el máximo responsable de esta entidad, que se ha tenido que acoger a las proyecciones al aire libre como su “balón de oxígeno” para aguantar la embestida que ha vivido el sector.
“Por suerte, cerramos con 210 proyecciones al aire libre, porque muchos cines tuvimos que cerrarlos porque la gente no iba al cine de pago. Gracias a las proyecciones al aire libre, hemos podido salir adelante”, reconoce Fuentes, cuyo modelo funciona en base a los acuerdos y convenios que llega con los diferentes ayuntamientos donde se van a proyectar los títulos.
“En muchos casos, el Ayuntamiento nos cede el local y el personal, de forma que la entrada es más barata y ellos, a cambio, se pueden llevar hasta un 55-65% de la recaudación de la película”, explica éste. Una situación muy diferente a la de Filmax, quien respalda las palabras de Fuentes de que, “para las salas de cine, 2020 significó una pérdida relativamente importante”, pero en su caso han “respondido con innovación (dos salas 4DX, una Screen X, usos para eventos) y una apuesta por la modernización, lo que hizo que desde el fin del estado de alarma pasáramos a ser uno de los diez cines con más recaudación de España”. Y, mientras en la España rural el público dio la espalda a Godzilla vs Kong, a Filmax este largometraje le permitió posicionarse como “el primero” en recaudación.
Dos formas de ver la balanza que coinciden en un mensaje: la industria necesita más ayudas. “No seríamos justos si no reconociéramos que, tanto a nivel estatal como autonómico, concretamente en Cataluña, ha habido una reacción rápida”, apunta Carlos Fernández, quien, por otro lado, considera que las ayudas al sector “no son suficientes para sufragar todas las pérdidas”. Fuentes, más radical, sentencia: “Las instituciones no nos ayudan para nada”.
“No entiendo por qué una película de Almodóvar que está subvencionada tiene que esperar a la tercera semana para poder verse en los pueblos en los que la queremos proyectar. La productora te niega la posibilidad, y las ayudas que ha dado el Ministerio de Cultura no nos han llegado para algunos cines”, lamenta el responsable de Proyecfilm, quien expone que, para recibir subvenciones a nivel local, se ve obligado a “cobrar a cuatro o cinco euros la entrada, lo cual es un riesgo”.
Un precio por título individual que en algunos casos es similar a la cuota mensual que se paga por un amplio catálogo disponible en una plataforma de streaming, los nuevos players que han irrumpido en el sector para cambiar los tiempos y los hábitos de consumo. Aunque para el CEO de Filmax, este desembarco no es negativo.
“Todas las pantallas van a convivir y el usuario decidirá qué experiencia quiere vivir, dónde y cuándo. El reto es satisfacer al usuario y que no sienta que pierde el tiempo”, apunta Fernández, cuya empresa ya se ha lanzado a la producción televisiva hasta el punto de convertirse en “algo estratégico y que, afortunadamente, nos está abriendo las puertas de muchos canales y plataformas”. Y añade: “Consumismos más audiovisual que nunca, y somos las mismas personas las que vemos series y vamos al cine”.
Unas palabras que respalda Fuentes, para quien “la experiencia del cine es imprescindible, no se puede comparar con nada, y no creo que repercuta negativamente la aparición de las plataformas”. Aunque sí han cambiado las estrategias del juego, ya que la gran ventaja que poseían la sala de exhibición tradicional sobre estos nuevos jugadores residía en el tiempo pactado para proyectar una película en una primera ventana hasta dar luz verde a las siguientes.
Filmin, la historia de una plataforma indie en la que nadie creía
Corría el año 2006 cuando “tres locos del cine e inquietos de la distribución de home video nos pusimos a debatir cómo sería la distribución del cine en el futuro”. Así arrancó la historia de Filmin, la primera plataforma española que se lanzó al mercado cuando la piratería estaba en su mayor apogeo.
Así lo recuerda a Capital Juan Carlos Tous, director ejecutivo de la compañía y uno de los tres fundadores de Filmin junto a Jaume Ripoll y José Antonio de Luna. “Nadie en el mercado apostaba por nosotros, porque todo el mundo decía que nadie pagaría por ver cine habiendo piratería. Sin embargo, en el mercado estadounidense entraron en juego agentes como Netflix y cuando desembarcaron en España nos posicionamos como un complemento a su oferta”.
Para ello, omitieron los blockbusters y grandes títulos estrenados en cartelera para ofrecer otros más alternativos, como los premiados en el Festival de Cannes o las filmografías de reconocidos directores como Alfred Hitchcock. Una diferencia a la oferta tradicional que les ha permitido salir airosos a una competencia cada vez más segmentada y a la que se han sumado las grandes majors y distribuidoras.
“Defendemos un contenido que para ellos no es tan atractivo, porque es más complementario, más de nicho. No luchamos por el liderazgo”, defiende Tous, quien apuesta por una regularización en base a que “cada vez más majors estrenan day-at-day en salas y plataformas. Antes ponían una distancia de 90 días entre un estreno y otro y ahora lo han recortado a 45”. Por eso apuesta por eliminar el “periodo rígido de permanencia exclusiva” por uno “más dinámico, variable y que evolucione hacia el consumidor”. Un público que ha apoyado a esta empresa catalana: en 2020 facturó unos 15 millones de euros y, según recuerda su CEO, “llevamos 13 años creciendo en suscriptores y facturación” hasta el punto de haberse consolidado en el sector. Y las previsiones no dan pie a pensar lo contrario.