El gobierno de Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, ha dado un nuevo golpe a la industria de la energía eólica marina al detener las obras en cinco proyectos significativos, entre los cuales destaca ‘Vineyard Wind 1’, desarrollado por Avangrid, filial de Iberdrola, y Copenhagen Infrastructure Partners (CIP). Esta decisión ha sido comunicada por el Departamento del Interior, que citó riesgos para la seguridad nacional identificados por el Departamento de Guerra mediante informes clasificados. El secretario del Interior, Doug Burgum, enfatizó que la prioridad es proteger al pueblo estadounidense y atender los riesgos de seguridad nacional emergentes.
Además de ‘Vineyard Wind 1’, la orden afecta a otros proyectos en construcción como ‘Revolution Wind’, ‘Sunrise Wind’, ‘Coastal Virginia Offshore Wind’ y ‘Empire Wind 1’. El proyecto ‘Vineyard Wind 1’, ubicado frente a las costas de Massachusetts, es la primera gran instalación eólica ‘offshore’ de Iberdrola en los Estados Unidos, con una inversión de aproximadamente 3.000 millones de dólares. Se espera que este proyecto genere suficiente energía para más de 400.000 hogares y empresas.
El principal deber del gobierno de Estados Unidos es proteger al pueblo estadounidense
Esta actuación se enmarca dentro de una serie de medidas del gobierno de Trump contra los proyectos de energía renovable desde su llegada al poder. Previamente, en septiembre, ya había revocado la autorización para la construcción de dos proyectos eólicos marinos de Iberdrola: New England Wind 1 y 2.
A pesar de estos contratiempos, Estados Unidos sigue siendo un mercado estratégico para Iberdrola, que ha planificado inversiones de más de 16.000 millones de euros en infraestructuras de redes eléctricas y gas hasta 2028. La compañía, presidida por Ignacio Sánchez Galán, mantiene su compromiso de fortalecer las infraestructuras en sus ‘utilities’ de Nueva York y Nueva Inglaterra, sirviendo a más de 3,4 millones de clientes.


