La petrolera italiana Eni ha informado que cerró el primer semestre del año con un beneficio neto atribuido de 1.715 millones de euros, lo que supone una caída del 8% respecto a las ganancias del mismo periodo del año pasado, en un contexto de precios del crudo más bajo.
La facturación hasta junio alcanzó los 42.086 millones de euros, casi un 9% menos que los 46.226 millones del año anterior. Entre abril y junio, Eni registró un beneficio neto atribuido de 543 millones de euros, un 18% menos que en el segundo trimestre de 2024. El beneficio neto ajustado del grupo en el primer semestre fue de 2.546 millones de euros, un descenso del 18%, y en el segundo trimestre fue de 1.134 millones, un 25% menos.
Claudio Descalzi, consejero delegado de Eni, subrayó que la estrategia de la compañía ha rendido resultados sólidos, a pesar del desafiante entorno económico. Descalzi comentó que una «estricta disciplina financiera» y una «cartera más sólida» han respaldado la resiliencia de la empresa.
El flujo de caja operativo ajustado del grupo ascendió a 2.780 millones de euros, cubriendo en gran medida las inversiones -2.000 millones de euros-.
Asimismo, el flujo de caja libre trimestral fue de 750 millones de euros, alcanzando los 1.700 millones en el semestre, lo cual casi duplica la cifra del primer semestre del año anterior. En relación con la retribución a sus accionistas, Eni incrementó su dividendo a 1,05 euros por acción y reafirmó su programa de recompra de al menos 1.500 millones de euros.
De cara al futuro, Eni ha elevado su previsión de generación de flujo de caja para 2025 a 11.500 millones de euros, frente a los 11.000 millones previstos inicialmente. Además, anticipa una mejora en los márgenes dentro de los sectores de biotecnología y ‘upstream’ durante el segundo semestre.
