El gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, ha expresado su preocupación por la dinámica de financiación existente entre las pequeñas y medianas empresas (pymes) y las grandes corporaciones en España. Durante su participación en la junta directiva de Pimec, señaló que «las pymes financian a las grandes empresas en términos netos» debido a los días de demora en los pagos a proveedores.
Escrivá detalló que las pymes pagan a sus proveedores en un promedio de 32 días, mientras que las grandes empresas lo hacen en un plazo de 61 días, revelando una importante carga financiera sobre las pequeñas empresas. Esta situación les deja a las pymes más «condicionadas en temas como los costes de financiación y los condicionantes de las ofertas».
De acuerdo con datos de la Central de Información de Riesgos (Cirbe) entre 2021 y 2023, el 28,9% de las empresas con menos de cinco empleados se enfrentaron a una solicitud de crédito rechazada. Este porcentaje disminuye al 20,5% en compañías con entre cinco y nueve empleados, y al 19% en otras empresas de mayor tamaño.
En un esfuerzo por apoyar a las pymes, se subraya la importancia de una plataforma de titulización de créditos a nivel europeo. Escrivá informó que ya se trabaja en este ámbito, resaltando que España tiene un «nivel muy bajo de colocación de colateral», siendo el porcentaje de crédito titulizado de pymes del 7,3%, comparado con la media europea del 15,9%.
Por otro lado, Escrivá señaló al capital riesgo como un motor crucial para el impulso de las pequeñas empresas
y destacó la necesidad de un mercado mucho más profundo. En España, el capital riesgo representa un 0,14% del producto interior bruto (PIB), frente al 0,22% de Europa y el 0,74% de Estados Unidos.
Finalmente, el gobernador celebró que la economía española crece de manera robusta con un 2,8% en el tercer trimestre. Aunque se esperaba que el debilitamiento de la economía europea afectara a España, la demanda interna ha compensado la reducción del peso del sector exterior. Además, enfatizó la resiliencia de la economía global, que ha superado diversos «hitos distópicos» en el último año, como los aranceles de Estados Unidos o el bombardeo de Israel a Irán.
