Mientras compañías como Repsol ya han consolidado su transformación hacia un modelo más sostenible, Moeve —la antigua Cepsa— intenta ponerse al día con un plan que, aunque ambicioso, llega con años de retraso respecto a otros actores del sector. Este martes, la energética lanzó su nueva gama de estaciones de servicio premium, basadas en el concepto de suministro multienergía combinado con servicios de restauración, ocio y comercio. Sin embargo, su objetivo de transformar 1.800 estaciones en España y Portugal para 2027 plantea dudas sobre su capacidad para ejecutar un cambio tan profundo en un tiempo limitado.
Moeve, el nuevo rostro de Cepsa en su particular transición energética
El estreno de esta nueva etapa tuvo lugar en la estación de Campo de las Naciones, en Madrid, en un acto que contó con la presencia del alcalde José Luis Martínez-Almeida y el secretario de Estado de Transportes y Movilidad Sostenible, José Antonio Santano. A pesar de la pompa del evento, el mensaje fue claro: Moeve tiene mucho terreno que recuperar en un mercado que evoluciona rápidamente.
Un cambio de marca que simboliza, pero no garantiza una transformación
Desde finales de octubre, Cepsa dejó atrás su histórico nombre para llamarse Moeve, en un intento de reflejar su ruptura con el petróleo y alinearse con la transición energética europea. Sin embargo, este movimiento llega en un contexto en el que sus competidores ya han avanzado significativamente en proyectos de carga eléctrica, hidrógeno y combustibles renovables, dejando a Moeve en una posición rezagada.
La compañía asegura que sus nuevas estaciones de servicio ofrecerán una experiencia diferencial, pero lo cierto es que conceptos similares ya se han implementado en el mercado ibérico. El consejero delegado de Moeve, Maarten Wetselaar, afirmó que la propuesta busca "superar las expectativas de los clientes", pero el reto real será lograr que este cambio se traduzca en una ventaja competitiva tangible frente a empresas que llevan años invirtiendo en innovación.
La apuesta por la carga eléctrica ultrarrápida, con 180 puntos operativos y la meta de alcanzar los 600 cada año, refleja un esfuerzo por avanzar en sostenibilidad. Sin embargo, sigue siendo modesto frente a los planes ya ejecutados por otras energéticas.