Hace cinco años, en un contexto mundial marcado por la incertidumbre de la pandemia, Palantir Technologies decidió dar un salto que muchos consideraban temerario: salir a bolsa con un precio inicial de 10 dólares por acción. Aquel 30 de septiembre de 2020 no solo coincidió con un momento de extrema volatilidad en los mercados financieros, sino que también se produjo cuando la compañía acumulaba pérdidas y enfrentaba cuestionamientos por sus polémicos contratos gubernamentales. Pese a ello, el tiempo ha demostrado que la apuesta fue visionaria. Hoy, el valor de sus acciones acumula una revalorización superior al 1.700%, y Palantir ha pasado de ser una firma en entredicho a integrar el exclusivo grupo de las 20 compañías más valiosas de Estados Unidos.
El impulso bursátil no es fruto de la casualidad. Sus fundamentos empresariales han evolucionado con la misma contundencia que su capitalización. Durante el segundo trimestre de 2025, la compañía superó por primera vez los mil millones de dólares en ingresos, y los analistas prevén que cierre el ejercicio con 4.200 millones, multiplicando por seis los resultados de 2019. Su cartera de clientes también refleja el salto: de apenas 125 en 2020 a 849 a mediados de 2025. Esta expansión ha estado acompañada de un crecimiento notable en plantilla, con más de 4.000 trabajadores repartidos en todo el mundo.
El motor principal de esta transformación es la Artificial Intelligence Platform (AIP), la apuesta estratégica que ha consolidado a Palantir como un referente en inteligencia artificial aplicada a la eficiencia empresarial y a la toma de decisiones críticas en el ámbito militar. Los contratos gubernamentales continúan siendo una base sólida -con acuerdos multimillonarios como el del ejército estadounidense, que podría alcanzar los 10.000 millones de dólares-, pero es el sector corporativo el que ha experimentado un crecimiento explosivo. Empresas de múltiples industrias acuden a Palantir en busca de soluciones que les permitan mejorar productividad, reducir costes y adelantarse a riesgos.
Sin embargo, en este momento de máximo esplendor comienzan a surgir dudas legítimas sobre la sostenibilidad de la euforia. La compañía cotiza a múltiplos vertiginosos: 226 veces los beneficios esperados y más de 80 veces los ingresos. Para críticos como Andrew Left, de Citron Research, esta desconexión respecto a los fundamentales coloca a Palantir en una posición frágil y justifica un valor mucho más cercano a los 40 dólares por acción. Por el contrario, el consejero delegado Alex Karp mantiene un tono desafiante: quienes no crean en la proyección de la compañía "deberían abandonar el barco", en tanto que él está convencido de que Palantir ocupa un rol central en la revolución tecnológica más trascendental de nuestra era.
A este debate financiero se suma un componente político y geoestratégico imposible de ignorar. Desde sus inicios, Palantir ha estado vinculada a agencias como la CIA o el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), lo que ha despertado recelos sobre el uso de datos personales. En los últimos años, la empresa también ha consolidado contratos con el Pentágono, ha tenido un rol activo en el apoyo a Ucrania y ha sido un aliado clave del ejército israelí en el uso de inteligencia artificial en el campo de batalla. Estos compromisos le han generado tanto reconocimiento como controversia, con salidas de empleados que no comparten la línea política de su directiva.
En paralelo, el poder de lobby de la compañía en Washington ha crecido de manera exponencial. Según datos de OpenSecrets, Palantir ha destinado recursos a ambos partidos, con un ligero predominio hacia candidatos demócratas, aunque también ha contribuido con un millón de dólares a la fundación MAGA Inc., vinculada a Donald Trump. De hecho, Alex Karp ha llegado a formar parte de delegaciones presidenciales en viajes estratégicos a Oriente Medio, lo que ilustra hasta qué punto Palantir ha penetrado en los círculos de poder en EE.UU.
Con una capitalización superior a los 432.000 millones de dólares, por encima de gigantes históricos como Cisco o IBM, Palantir representa uno de los mayores casos de éxito bursátil de la última década. No obstante, el 3 de noviembre será una fecha decisiva: la compañía presentará sus resultados del tercer trimestre. Los analistas esperan ingresos de 1.090 millones de dólares y un beneficio por acción de 0,17 dólares. Si las cifras superan las expectativas, Palantir podría consolidar aún más su estatus. Pero si decepcionan, el castillo de valoraciones que ha levantado en estos años podría tambalearse.
Lo cierto es que Palantir simboliza la intersección entre innovación tecnológica, geopolítica y poder económico. Su ascenso vertiginoso refleja tanto el entusiasmo global por la inteligencia artificial como los dilemas éticos y financieros que la rodean. La pregunta clave que hoy domina Wall Street es si la compañía seguirá escalando posiciones en el Olimpo tecnológico o si, por el contrario, ya ha alcanzado su punto más alto.
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