Un estudio conjunto de la Oficina Europea de Patentes y la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea analiza las ventajas de registrar patentes y marcas para las startups
La definición de startup pone mucho énfasis en la creación de algo nuevo, una innovación en la forma de aproximarse a un mercado, un producto diferente o una disrupción en cómo gestionarlo. En ese sentido, se puede decir que la propiedad intelectual resulta clave, en tanto que se origina algo único que marca la diferencia.
Ya sea una marca, un producto o un proceso, conviene proteger esa creación, lo que se conoce como derechos de propiedad intelectual. Aunque aparenta ser algo simbólico, las razones para hacerlo son mucho más tangibles, tal y como demuestra un informe reciente elaborado por la Oficina Europea de Patentes y la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea.
Ese documento demuestra que las startups que han registrado marcas o patentes acceden con mucha más facilidad a la financiación que las que no lo hacen. Concretamente, en las fases iniciales de crecimiento, contar con una marca o una patente registrada multiplica por diez la probabilidad de acceder a recursos financieros externos.
Cabe destacar que el mero registro ya es una ventaja, pero hay diferencia entre las posibilidades que otorga el registro a nivel nacional frente a hacerlo a escala europea. Las probabilidades de conseguir financiación se multiplican por seis en el caso de las startups que registran sus marcas a nivel europeo, en comparación con las que se limitan a protegerlas a nivel nacional. La diferencia para las patentes es de cinco veces, es decir, una patente europea hace 5 veces más probable obtener financiación que una patente nacional.
Sin embargo, la proporción de startups que han registrado derechos de propiedad intelectual asciende al 29%, si bien es cierto que existen sectores en los que es más común protegerla. La mitad de las empresas emergentes de biotecnología utilizan patentes o marcas registradas, lo que hace que este sector sea el que más apuesta por registrar y proteger su conocimiento.
Por detrás se sitúan la ciencia y la ingeniería, con un 25% de empresas que han registrado patentes y un 38% de usuarios de marcas. También cabe mencionar a las startups de atención sanitaria y a la industria manufacturera.
Hay que decir que el hecho de que existan estos porcentajes de registros de propiedad intelectual no significa que las startups no se interesen por ellos. Eso se puede ver, de nuevo, en el sector biotecnológico, en el que el 48% de las empresas emergentes ha solicitado una patente y el 47% ha solicitado una marca. Mientras, el porcentaje de startups dedicadas a la ciencia y la ingeniería que solicitó registrar una marca es del 38%, frente al 25% que presentó una solicitud de patente.
Propiedad intelectual por países
Los datos en España coinciden en gran medida con los del resto de Europa, aunque con matices. El sector de startups biotecnológicas es en el que más se solicita registrar patentes o marcas. De hecho, lo hacen el 65%. A diferencia de los datos generales, en España el segundo sector que más solicitudes hace es el de agricultura y ganadería (43% de empresas). Por detrás se sitúa el sector de ciencia e ingeniería (42%), seguido del sector salud, recursos naturales y sostenibilidad.
El uso de los derechos de propiedad intelectual varía significativamente entre los países europeos. Finlandia y Francia poseen el mayor porcentaje de startups con algún registro de PI, con un 42 % cada uno. A continuación, las startups con sede en Alemania (40 %), Austria (40 %), Dinamarca (34 %), Italia (39 %), Noruega (37 %), la República Checa (31 %), Suecia (34 %) y Suiza (32 %) solicitan más derechos de PI, de media. Las empresas de esos países también son las más propensas a presentar solicitudes de marcas y patentes, así como de agrupar estos dos derechos de propiedad intelectual. Este es el caso, especialmente, de las startups de Austria, Francia, Suiza y los países nórdicos.