Telefónica ha acelerado la venta de sus filiales en Latinoamérica con el objetivo de reducir su exposición en economías inestables y enfocarse en mercados más estratégicos. La compañía española, una de las mayores operadoras de telecomunicaciones del mundo, ha concretado recientemente la venta de sus negocios en Argentina y Colombia, y ya estudia próximos pasos en otros países, como Perú y Uruguay.
Esta estrategia responde a la necesidad de mejorar su rentabilidad y reducir el peso de las economías emergentes en sus resultados financieros, especialmente en un contexto donde la inflación, la volatilidad cambiaria y los desafíos regulatorios han complicado sus operaciones en Latinoamérica.
Argentina y Colombia: dos ventas estratégicas
El primer gran movimiento de Telefónica en esta nueva fase de desinversión fue la venta de su filial argentina. Esta operación ha supuesto la transferencia de Telefónica Argentina al grupo de medios y telecomunicaciones Clarín, a través de su filial Telecom Argentina. En concreto, la cantidad de la venta ascendió a aproximadamente 1.000 millones de euros.
La salida del país no ha estado exenta de polémica. Milei ha expresado su preocupación por el impacto de la operación en la competencia del mercado de telecomunicaciones, ya que la absorción de Telefónica Argentina por Telecom Argentina reforzará la posición de este último en el sector.
Ahora, Telefónica acaba de cerrar la venta de su filial en Colombia a Millicom, una multinacional con una fuerte presencia en la región a través de la marca Tigo. La transacción se valoró en 368 millones de euros y ha significado la salida de la empresa española de un mercado donde había operado durante más de dos décadas. Con esta decisión, Telefónica reduce su exposición en un país donde las regulaciones y la fuerte competencia con operadores locales han complicado su rentabilidad.
Próximos mercados en la mira: Perú y Uruguay
Aunque la venta de sus filiales en Argentina y Colombia ha sido un paso clave en la retirada progresiva de Sudamérica, Telefónica sigue evaluando otras salidas estratégicas. Uno de los próximos movimientos podría darse en Perú, donde su filial ha enfrentado dificultades financieras en los últimos años. El pasado mes, la compañía solicitó acogerse a un proceso de reestructuración ante la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (Sunat), debido a problemas de deuda acumulada. Esta situación refuerza la posibilidad de que Telefónica termine vendiendo su negocio en el país andino para aliviar su carga financiera.
Uruguay también figura en la lista de posibles desinversiones. Telefónica ha manifestado su intención de salir del país, donde opera a través de Movistar Uruguay. La filial ha perdido terreno frente a sus competidores, y la compañía española ya estaría en negociaciones preliminares con potenciales compradores interesados en adquirir su participación.
La retirada progresiva de Sudamérica es parte de una estrategia más amplia de Telefónica para concentrar sus esfuerzos en mercados considerados clave. La compañía busca reforzar su presencia en España, Alemania, Reino Unido y Brasil, donde aún ve oportunidades de crecimiento y donde los márgenes de rentabilidad son más atractivos.
Brasil es la única excepción a la política de desinversión en Latinoamérica. Telefónica mantiene su operación en el país a través de Vivo, la mayor operadora de telecomunicaciones en Brasil, un mercado donde ha logrado consolidarse con una alta cuota de clientes.
La relación de Telefónica con Sudamérica ha sido larga y compleja. Durante los años 90 y 2000, la empresa apostó con fuerza por la expansión en la región, aprovechando la ola de privatizaciones en el sector de las telecomunicaciones. Sin embargo, las dificultades económicas, los cambios políticos y los desafíos regulatorios han convertido a la región en un entorno cada vez más hostil para las grandes multinacionales.
Con la salida de Argentina y Colombia ya consumada, y con Perú y Uruguay en la mira, Telefónica parece encaminada a reducir su huella en Hispanoamérica de manera significativa. Aunque su presencia en Brasil sigue siendo fuerte, la compañía ha dejado claro que su estrategia apunta a mercados más estables y con mejor previsibilidad económica.
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