El deporte profesional es una carrera que, aunque gloriosa, tiene un final inevitablemente temprano. Con edades de retiro que rondan los 35-40 años, los deportistas se enfrentan a la pregunta de qué hacer cuando su vida ligada al deporte llega a su final. El retiro no es un momento fácil, son muchas las preguntas e incertidumbres que se le plantean a esas personas que han dedicado toda su vida a un deporte al más alto nivel. Sin embargo, para muchos, el retiro no significa el fin, sino el inicio de una nueva etapa llena de oportunidades en el mundo de los negocios.
Algunos optan por seguir ligados al deporte que les hizo grandes. Otros, por contra, deciden invertir en negocios alejados del deporte (agencias de representación, cadenas de comida rápida, moda, producción audiovisual…). Analizamos cómo algunos ex deportistas de élite han logrado reinventarse como exitosos empresarios y emprendedores, utilizando las habilidades, la disciplina y la notoriedad adquiridas en sus carreras deportivas.
Michael Jordan
Considerado por muchos como el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos, Michael Jordan no solo dominó la NBA, sino que también ha construido su propio imperio. Tras su retiro, Jordan continuó su relación con Nike, empresa con la que lanzó la icónica línea de zapatillas Air Jordan, que aún genera más de 1.000 millones de dólares anuales en ventas. La andadura empresarial no acaba ahí, ya que amplió su imperio al adquirir una participación mayoritaria en los Charlotte Hornets de la NBA. El valor del equipo se ha disparado, lo que ha incrementado considerablemente su fortuna.
Magic Johnson
Otro gigante del baloncesto que ha hecho una transición exitosa al mundo de los negocios es Earvin ‘Magic’ Johnson. Conocido por su carisma y habilidades, ha utilizado su influencia para fomentar el desarrollo comunitario y diversificar sus inversiones. Magic Johnson Enterprises abarca una amplia gama de negocios, desde cadenas de cine hasta franquicias de comida rápida. Johnson también fue uno de los primeros inversores en Starbucks y ha tenido participación en Los Angeles Lakers y en Los Angeles Dodgers.
David Beckham
El ex futbolista inglés David Beckham es un ejemplo de cómo la marca personal puede ser un activo incalculable para establecerse como ícono global y exitoso hombre de negocios. Tras retirarse, Beckham ha estado ligado con el mundo de la moda lanzando varias líneas de ropa, fragancias y productos de cuidado personal. Su asociación con marcas de lujo y moda, como H&M y Adidas, refuerza, más si cabe, su estatus como un ícono de estilo.
Uno de los proyectos más ambiciosos de Beckham ha sido la creación del equipo de fútbol Inter Miami CF, de la Major League Soccer (MLS), en 2020. Beckham ha sido fundamental en la promoción del fútbol en EEUU, y el mayor logro del club hasta la fecha ha sido la incorporación al club de grandes nombres como el de Leo Messi.
Serena Williams
Con más de 20 títulos de Grand Slam, Williams ha utilizado su éxito y sus conocimientos para iniciarse en el mundo empresarial. Ha lanzado su propia marca de ropa y maquillaje, ‘S by Serena’, y ha sido una inversora activa a través de Serena Ventures, una firma de inversión que apoya a startups lideradas por mujeres y personas de color.
Maria Sharapova
Maria Sharapova, otra estrella del tenis, ha demostrado que la vida después del deporte puede ser igual de exitosa. Sharapova lanzó su propia empresa de dulces, Sugarpova, que se ha expandido a nivel internacional y ha sido un éxito en ventas. Además, también ha hecho una incursión por el mundo de la moda, ha colaborado con marcas de lujo y ha lanzado su propia línea de productos.
Shaquille O’Neal
Con una personalidad carismática y una gran visión para los negocios, Shaq ha capitalizado su fama para diversificar sus inversiones y convertirse en un empresario muy influyente. O’Neal ha invertido en una variedad de negocios, que incluyen restaurantes, gimnasios y franquicias de comida rápida como Papa John's y Krispy Kreme. Además, ha sido un rostro conocido en la televisión, participando en programas de análisis deportivo y reality shows.
Tony Hawk
El legendario skater Tony Hawk ha sido pionero en llevar el skateboarding a un panorama más principal y ha utilizado su plataforma para innovar. Tras retirarse, Hawk ha continuado impulsando el deporte a través de la creación de su empresa Tony Hawk Inc. Hawk lanzó la serie de videojuegos ‘Tony Hawk’s Pro Skater’ y su empresa también incluye una línea de productos relacionados con el skate y una fundación dedicada a la construcción de parques en las comunidades más desatendidas de EEUU.
Gerard Piqué
El conocido defensa del FC Barcelona inició su andadura en el mundo de los negocios mucho antes de anunciar su retiro en el mundo del fútbol, con la creación de Kosmos Holding. La compañía ya tiene más de 100 empleados y tiene el control de la Copa Davis, el FC Andorra y el equipo de ESports, KOI.
Además, Piqué se ha metido de lleno en el mundo audiovisual, iniciando su propia competición futbolística (Kings League), ha creado documentales y ha adquirido los derechos de la Ligue 1 hasta 2025.
Valentino Rossi
Una vez concluida su etapa como piloto profesional, Valentino Rossi quiso seguir ligado al sector del motociclismo con cinco empresas, desde una pista de motocross hasta su propio equipo en el Mundial de MotoGP. Su inicio en el mundo empresarial se remonta al año 2002, en el que empezó a explotar su imagen con la venta de merchandising bajo su marca VR46.
El conglomerado de empresas del ex piloto italiano comprende Test Track SL; VR46 SL; VR46 Team; VR46 Riders Academy, y VR46 Racing Apparel.
Estos ejemplos demuestran que los deportistas retirados tienen la capacidad de triunfar en el mundo de los negocios utilizando las habilidades y la disciplina adquiridas en sus carreras deportivas, siempre con la ayuda de expertos en el sector. Desde la creación de marcas personales hasta la inversión en startups y el desarrollo de proyectos filantrópicos, los exdeportistas están forjando caminos exitosos y diversos en sus nuevas vidas.
La clave de su éxito radica en la capacidad de reinventarse, diversificar sus inversiones y utilizar su notoriedad para abrir puertas. Al hacerlo, no solo aseguran su futuro financiero, sino que también dejan un impacto duradero en sus comunidades y en la sociedad en general. Así, la transición del deporte a los negocios se convierte en una nueva y emocionante aventura, demostrando que el espíritu competitivo y emprendedor no tiene límites.
