Inglaterra es uno de esos destinos con un amplio abánico de posibilidades para gusto de los turistas
Visitar Inglaterra es pisar uno de los países con más historia del planeta. Un terreno cuyos orígenes se remontan dos milenios. Charles Darwin, William Shakespeare, Sir Isaac Newton, Sir Winston Churchill… la lista de personajes británicos ilustres es interminable habiendo sido además uno de los grandes imperios cuyos límites se extendían por todo el globo terráqueo. Una historia poderosa cuya repercusión aún es palpable en la actualidad siendo el inglés el idioma universal de comunicación.
Este pasado septiembre, el reino británico volvía a situarse en el punto de mira de todos los focos tras el fallecimiento de la reina Isabel II, cerrando consigo el reinado más longevo de la historia con 70 años. Para Inglaterra comienza una nueva era con el Rey Carlos III como monarca de una nación marcada por el Brexit o la reciente dimisión de dos de sus primeros ministros: Boris Johnson primero y Liz Truss después. Pero, al margen de la política o los viajes de estudio, Inglaterra supone un país ideal para todos aquellos turistas que quieran sumergirse en la historia.
Londres, el epicentro turístico
La capital inglesa corona la clasificación de ciudades europeas con mayor número de visitas internacionales, superando los 20 millones de viajeros en 2021, según los datos de la Encuesta Internacional de Pasajeros (IPS). Una ciudad con un imán especial gracias a su diversidad cultural, su historia y su fantasía.
Para todos los amantes de la historia, y en especial para los amantes de la Edad Media y Contemporánea, Londres engloba algunas de las mayores joyas arquitectónicas de la época. En primer lugar, todo visitante que aterriza en la capital inglesa queda hipnotizado por el Palacio de Westminster y su carismática torre: el Big Ben. Este edificio gótico victoriano calcinado por un incendio en 1834 y reconstruido posteriormente en menos de 15 años, alberga las dos cámaras que componen el Parlamento británico. Una construcción con más de 1.200 habitaciones protegidas por una ostentosa fachada adornada con pináculos dorados y estatuas de reyes; rematada por la emblemática torre del reloj. Un símbolo de la ciudad y de la resistencia (soportó los bombardeos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial), cuya precisión es admirada.
Siguiendo por la orilla del Támesis, nos encontramos con uno de los grandes emblemas de la ciudad: Tower Bridge. Este imponente puente levadizo supone una pieza clave de la historia de la ingeniería británica del siglo XIX. Una seña de identidad de la ciudad que además puede ser vista desde todas las perspectivas, como acudiendo a otro de sus grandes atracciones turísticas: London Eye. La sorprendente noria más famosa del mundo ofreciendo unas vistas panorámicas de la ciudad únicas.
Retomándonos unos siglos más atrás, encontramos la majestuosa Abadía de Westminster. El templo más antiguo de Londres (siglo XI) supone una maravilla arquitectónica tanto por su fachada como por su interior, pudiendo descubrir las impresionantes maravillas decorativas que conserva. Dentro de la abadía destaca la Lady Chapel –Capilla de la Dama– con el imponente trono de San Eduardo. Trono de coronación del siglo XI en el que todos los soberanos ingleses toman asiento para ser coronados como reyes por el arzobispo de Canterbury.
La huella de la realeza británica es más que palpable en cada rincón de la capital, teniendo su parte más “oscura” en la Torre de Londres. Este antiguo corredor de la muerte posee una gran historia tras albergar durante más de 900 años a todos los condenados. Entre estos prisioneros destacan la reina consorte Ana Bolena y la reina Jane Grey. Una torre del terror en la que actualmente se pueden visitar las joyas de la corona junto a las diferentes salas que conforman la fortificación. Además, para los amanes del thriller, en los jardines de la fortaleza se pueden contemplar a los famosos cuervos, los cuales sostienen el peso del reino ya que, según la leyenda, si desaparecieran, se desplomaría la torre. Y con ella, el reino. Para evitar este desastre, la custodia de estos animales está a cargo de la guardia Ravenmaster –Maestro de los Cuervos–.
Pero si algún turista quiere empaparse de verdad de la esencia de la Corona británica, una visita obligada es la del Palacio de Buckingham. La residencia de la Familia Real destaca por su sobriedad y elegancia, siendo además uno de los mayores reclamos turísticos de la ciudad por su cambio de guardia. Esta atracción de unos 45 minutos de duración permite ver desfilar a toda la guardia real con sus famosos uniformes al ritmo de diferentes temas musicales.
La ciudad cuenta con una infinidad de palacios y jardines reales en los que poder perderse y sumergirse en pleno renacimiento, medievo, barroco o clasicismo, paseando por los Kensington Gardens (con la visita al Palacio de Kensington), descubriendo la catedral de San Pablo (segunda catedral más grande del mundo), disfrutando de una obra de teatro en el emblemático Shakespeare's Globe Theatre o simplemente disfrutando de un tentempié tumbado en los jardines del Hyde Park.
Además, tanto si eres como si no un apasionado de la historia, una visita fundamental es el Museo Británico. Esta biblioteca del mundo supone uno de los museos más antiguos y completos del mundo gracias a los más de siete millones de objetos procedentes de todos los continentes que se encuentran en él. Por los pasillos de este edificio se recogen piezas clave de todas las civilizaciones de la historia de la humanidad: desde la Piedra Rosetta (catalogada como uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de la historia), pasando por los imponentes frisos del Partenón de Atenas a su colección de momias egipcias. Una oportunidad inigualable para sumergirse en la historia de las civilizaciones del mundo sin salir de un edificio.
Dejando un lado la historia, Londres posee miles de lugares con encanto. Desde el mercado del popular barrio de Camden en el que aprovechar para comer en sus puestos de comida callejera mientras disfrutas de la atmósfera especial que sus peculiares habitantes generan; pasando por el barrio de artesanos Covent Garden, para finalizar el día trasladándote hasta el corazón de Asia en el original barrio de Chinatown.
Una ciudad mágica cuyo encanto se ve incrementado en estos últimos meses del año por el ambiente navideño que invade a toda la ciudad. Desde el imponente abeto noruego (traído desde Oslo a la capital inglesa desde 1947) coronando Trafalgar Square, hasta los múltiples mercadillos navideños que llenan las calles de la capital.
Universidades de la historia
A pocas millas al oeste de Londres encontramos dos de las ciudades universitarias más conocidas en el mundo y cuya rivalidad se mantiene desde hace siglos: Oxford y Cambridge. La primera, de mayor tamaño y poder económico, dispone de una importante oferta de ocio contando además con algunos de los colleges más antiguos y prestigiosos del mundo como Christ Church College, en el que se inspiró la escritora J. K. Rowling para crear parte del universo Harry Potter; o el Merton College, en el que impartía clases J.R.R.Tolkien. Por el otro lado, Cambridge presenta las características de ‘pueblo universitario’ rodeado de colleges medievales y la capilla del King’s College como principal estampa que visitar en la ciudad.
La ruta de los castillos
Si eres amante de las fortificaciones, en tu visita a Inglaterra no puedes dejar de hacer las visitas a los castillos de Windsor, Warwick, Dover, Leed, Stokesay, Arundel y Alnwick.
Los castillos de Windsor, Arundel y Dover son los más próximos a la capital. El primero de ellos es el castillo habitado más antiguo y grande del mundo. Construido en el siglo XI por Guillermo el Conquistador, en la actualidad es utilizado regularmente por la casa real como residencia de fin de semana, así como para celebraciones estatales y bodas reales. Una preciosa fortificación que merece la pena visitar tanto por su arquitectura como por las obras de historia y colección de muebles antiguos que se encuentran expuestos en su interior.
En el sur del país nos encontramos con los castillos de Arundel y Dover. Mientras que el castillo de Arundel destaca por su encanto y fantasía, el de Dover supone una fortificación medieval robusta utilizada como base secreta durante la Segunda Guerra Mundial (está lleno de túneles subterráneos).
De camino al norte de la isla, cerca de la ciudad de Birmingham se encuentra el castillo de Warwick. Una fortaleza medieval que ha sido testigo de gran parte de la historia de Inglaterra y del Reino Unido, siendo además una de las atracciones turísticas más visitas del país. El antiguo hogar del “Hacedor de Reyes”, el conde Warwick (pieza clave de la historia británica por su participación en la Guerra de las Dos Rosas), es actualmente un parque temático de la Edad Media. Siguiendo hacia el oeste, se puede visitar el castillo de Stokesay, una de las casas señoriales fortificadas más finas del país.
Además de por su historia, desde hace dos décadas algunas construcciones inglesas han ganado mucha fama por la saga de libros y películas de Harry Potter. Entre estos lugares ‘sagrados’ para los amantes de la saga se encuentra el castillo de Alnwick. Esta imponente residencia de los duques de Northumberland ha sido ha sido lugar de rodaje de numerosas películas, como Harry Potter, Robin Hood o Elizabeth. Una visita a completar desplazándose hasta la ciudad de Leed para visitar su soberbio castillo y perderse por su laberinto.
Cerca de la ciudad de Oxford se encuentran dos tesoros arquitectónicos únicos que todo turista debe visitar: el Palacio de Blenheim y los Cotswolds. El único palacio residencial de Reino Unido que no pertenece ni a la corona ni a la iglesia tiene además el honor de ser el lugar de nacimiento de Winston Churchill. El ‘Versalles inglés’, patrimonio mundial de la Unesco, también ha sido sede de numerosas películas rodadas en sus imponentes salones y señoriales jardines. Respecto a la región de los Cotswolds, esta ‘campiña británica’ destaca por sus pintorescos pueblos de casas de piedra enmarcadas en un paisaje natural único.
Norte de Inglaterra: revolución industrial, música y medievo
La ciudad marítima de Liverpool destaca por su rico tejido musical, sobre todo desde los años 60 cuando una banda de cuatro jóvenes de la ciudad empezaba a dar sus primeros pasos: The Beatles. Una ciudad que palpita música en cada rincón con una arquitectura victoria digna de visitar. Después se encontraría la ciudad industrial de Manchester. Un increíble patrimonio arquitectónico de antiguas naves y fábricas de estilo victoriano con calles de color rojizo de ladrillo visto y estructuras de acero industrial.
Por último, en la zona más al norte del país existen dos localizaciones dignas de visitar para los amantes de la historia: la ciudad de York y el muro de Adriano. La histórica ciudad medieval de York permite a los viandantes viajar al pasado al recorrer sus calles de edificios del siglo XIV, visitar su majestuosa catedral gótica o descubrir el pasado vikingo de la ciudad en el Centro Viking Jorvik. Para terminar la visita del norte, casi rozando con Escocia, se encuentra el último bastión del Imperio romano: el Muro de Adriano. La antigua fortificación romana construida para separar el imperio ‘civilizado’ de Roma con las tierras salvajes del norte de Britania cruzando la isla de este a oeste con una muralla de más de cien kilómetros de largo.
Sur de Inglaterra: del Neolítico a la Costa Jurásica
Para recorrer el sur de Inglaterra, el punto de partida debe ser la catedral de Canterbury, epicentro de la comunidad anglicana en el mundo. Siguiendo por la costa, las siguientes paradas serían la bucólica ciudad de Brighton (con su famoso parque de atracciones en el muelle), la bohemia Bristol (la cuna del pirata Barbanegra), Bath (una de las ciudades más bonitas del país en la que visitar sus formidables termas romanas); y por supuesto, la construcción neolítica de Stonehenge. En definitiva, un cúmulo de espacios y lugares para perderse por este país cargado de historia y tradiciones.