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Lifestyle

Peñíscola: territorio de cine para un coche de película

Por Pedro Madera

La ficción es muy real en Peñíscola con un Audi A5 SLine

Siempre hay una excusa para una escapada en Peñíscola. Sin calendario, sin problemas y con esa tranquilidad que ofrece el turismo de calidad. Estamos en un escenario ideal tanto para el turismo como para el cine. Si el séptimo arte ha recalado tanto en este pueblo ideal de Castellón es por algo: sus casas blancas y monumentos imprescindibles, sus playas de aguas turquesas, y simplemente el encanto que desprende el conjunto de sus gentes, su gastronomía y oferta natural y turística. Luis García Berlanga, Sofía Loren, Fernando Esteso o Amparo Soler Leal están unidos por uno de los escenarios más bellos de la tierra y el mar Mediterráneo.

El entramado de carreteras locales y los pueblos cercanos nos permiten disfrutan de nuestro Audi A5 con la misma energía de su motor diesel 3.0 TDI. Es asombroso como un modelo que ya lleva en el mercado desde el año 2007 sigue siendo una de las piezas más cotizadas del segmento D que podemos encontrar en el mercado. Durante los primeros 10 años, el A5 fue símbolo de calidad. En su segunda versión se ha convertido en símbolo de excelencia, para las personas que disfrutan conduciendo. Se nota que estamos conduciendo un coche deportivo, pero al mismo tiempo, cómodo y funcional. Esa mezcla de confort y deportividad lo convierte en una deliciosa inversión para los que disfrutan conduciendo.

Algo parecido sucede con el casco histórico de Peñiscola. La foto de cualquier imagen publicitaria anima a pasear por el casco histórico después de dejar nuestro vehículo en la parte baja del pueblo. Sólo es necesario un paseo por su casco histórico para darse cuenta de que estamos ante algo especial. Las pequeñas y coloridas tiendas de souvenirs se encajan entre iglesias góticas y pequeñas cascadas provenientes de fuentes entre antiguas casas marineras. De fondo, el mar, de modo que tomar un café o una deliciosa tapa de pescado en uno de sus numerosos restaurantes con vistas al Mediterráneo es algo obligatorio. ¿Realidad o ficción? Pues no es fácil distinguir estas circunstancias.

Siempre hay una apertura cinematográfica plano amplio cuando miramos al pueblo desde el puerto. Sus embarcaciones y los trabajos de los pescadores son una cita obligada para esta primera pasada destinada a captar el espíritu de Peñíscola. Está pegado al casco antiguo por la Puerta de San Pedro, y aquí podemos encontrar multitud de bares y restaurantes que representan la faceta más turística de la zona en su acepción más mediterránea. Muchos recuerdan cuando se rodaba los capítulos de El Chiringuito de Pepe como entre fogones y raciones. Turística, pero con encanto, ya que su estratégica situación bajo el castillo permite que las vistas sean siempre espectaculares.

El marcado carácter de enclave defensivo de Peñíscola ha motivado que muchos de los rodajes fueran de relatos de guerra, pero hay otros como Calabuch, de nuestro Luis García Berlanga, que han aprovechado sus calles con otros objetivos. Esta historia de un científico que es tomado como mendigo y entabla amistad con los habitantes del pueblo ficticio de Calabuch, aprovecha al máximo las casas de cal blanca y las playas mediterráneas.

Porque de eso no falta en esta localidad eminentemente turística: destaquemos por ejemplo la ya nombrada playa Norte, con vistas a la muralla, pero también la Playa Sur, junto al puerto y de aguas especialmente tranquilas. También tenemos la llamada Playa de las Viudas, cuyas aguas cálidas y llenas de encanto pueden resolvernos una tarde entera, y la más apartada Playa del Pebret, en la carretera que lleva al Parque Natural de Serra de Irta.

Es inevitable poner en valor su castillo. Esta construcción está considerada uno de los símbolos de toda la comunidad valenciana. Se trata de un castillo levantado por los Templarios sobre una alcazaba árabe. Benedicto XIII, el Papa Luna, hizo de ella una fortaleza y sede pontificia digna de Juego de Tronos. Porque, en efecto, aquí se han rodado no pocas escenas de la mítica serie basada en las novelas de George R.R. Martin.

Los responsables de la serie de más éxito de la última década también rodaron en la muralla de la Plaza de Santa María y otros lugares como la rampa de Felipe II, siempre para dar vida a distintos lugares de la ciudad ficticia de Meereen, una ciudad de gran relevancia durante la sexta temporada de la serie en la que tiene lugar una gran batalla que implica a una de las protagonistas más controvertidas de la serie, la reina Daenerys.

Y hablando de relatos épicos, ninguno como El Cid en su versión de Charlton Heston. Y es que, efectivamente, aquí se rodaron no pocas escenas de la mítica película de Anthony Mann de 1961 para representar la ciudad del Túria. El equipo aprovechó al máximo las localizaciones de Peñíscola, como por ejemplo la playa Norte, escenario de la batalla final de la película y de una de sus escenas más famosas.

Tanta guerra despierta el apetito y se hace necesario visitar de nuevo el puerto para conocer la gastronomía local. Y aquí Peñíscola vuelve a cumplir con creces. Sus recetas, como es de esperar, se basan fundamentalmente en el marisco y el pescado, pero adornado todo con el gusto por los arroces regionales. No podemos irnos de aquí sin probar el famoso socarrat, ni el All i pebre, un guiso con ajo y pimentón compuesto fundamentalmente de patatas y anguila.

No es extraño que varias series y películas rodadas en Peñíscola aporten su particular visión de la ficción en la gastronomía. Una buena muestra de ello es el arroz Calabuch del restaurante Casa Jaime, con el que este establecimiento hace su particular homenaje a Berlanga.

Cuentan que fue el cineasta Jaime de Armiñán, uno de los enamorados de Peñíscola como plató de cine, quien convenció a la familia Sanz, propietaria del restaurante, de que los platos que degustaban tras acabar el servicio debían estar en la carta. Con ellos solía sentarse a comer en la llamada mesa 0, después de que terminaran el trabajo, y la degustación de productos locales le parecía excepcional.

Fue precisamente Jaime de Armiñán quien dio la idea de que su arroz debía de llamarse Calabuch en honor al director Luis García Berlanga, que rodaba allí en aquel entonces la película protagonizada por Edmund Gwenn. Cuentan que cuando García Berlanga llegó al restaurante y probó la primera cucharada del arroz que Casa Jaime bautizó con su nombre dijo que aunque le habían dedicado cuadros, bustos, calles y cines, era la primera vez que tenía el honor de que le dedicasen un arroz. “Ahora estoy seguro de que me recordarán hasta después de muerto”, exclamó entonces.

El portal de Sant Pere y el Museo del Mar son algunas de las localizaciones donde se rodó su película, escenarios que también aparecen en El chiringuito de Pepe, serie para la que este restaurante ha preparado su Cazuela de Pulpo con Patatas, que nos lleva a las mejores escenas de El Cid.

Los seguidores de El chiringuito de Pepe conocen de sobra Peñíscola a través de la pequeña pantalla. Es allí donde Pepe Leal cuenta al chef su secreto para ganar el concurso de espetada que enfrenta a Benicarló y Peñíscola. E inspirándose en playa Norte, donde se encontraba el chiringuito de la serie. El restaurante Vista al Mar tiene un menú temático con varios platos.

Aunque las zonas más conocidas de Peñíscola, como el parque de Artillería, la Plaza Santa María, la Rampa Felipe II o Portal Fosc, son visita obligada, la sierra de Irta tampoco ha pasado desapercibida para quienes buscan escenarios con mucha magia. Los aficionados a la MTB saben que tienen un santuario en este espacio natural.

La mezcla de pequeñas calas en el entorno y la visita a otros pueblos cercanos como Benicarlo o Vinaroz siempre son recorridos agradables por las carreteras cercanas donde nuestro Audi A5 demuestra lo que lleva dentro. Las calas más conocidas, como la del Ruso o las Dunas de Pebret son ese lugar perfecto para “aparcar” nuestra bici y darnos un baño de libertad.

Son 15 kilómetros vírgenes de sierra costera además de rocosa que están salpicados de acantilados y calas que esconden la esencia de un lugar plagado de encanto natural son una maravilla mucho menos conocida de lo que debería. En algunas de esas calas se han rodado secuencias de series nacionales como El Barco o El Ministerio del Tiempo. El acantilado de Torre Badum – uno de los más altos de la Comunidad Valenciana –, el pico de Campanilles y las 16 calas rodeadas de naturaleza virgen son algunos de los alicientes de este entorno de película. ¡Así es Peñiscola!

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