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Vivir bien más de 100 años es posible gracias a una microbiota cuidada

Según los expertos, se está valorando el uso de este complejo entramado de bacterias, virus, arqueas y hongos que habitan en el organismo como marcador de edad biológica, ya que algunos de sus patrones se asocian con una longevidad más saludable

Por Redacción Capital

En el siglo XVII, Anton van Leeuwenhoek observó por primera vez microorganismos en heces humanas, pero no fue hasta el siglo XX cuando se empezó a comprender el papel funcional de las bacterias intestinales. A partir de los años 90, con la secuenciación genética, el término ‘microbiota’ sustituyó al de ‘flora intestinal’ y, finalmente, en 2007, el Human Microbiome Project consolidó el estudio científico del microbioma, revelando su impacto crucial en la salud de las personas. 

Existen tantas microbiotas como seres humanos, por lo que cada persona tiene una única y diferente. Este complejo entramado de bacterias, virus, arqueas y hongos que habitan en el organismo no solo es esencial para el sistema digestivo, sino que también influye en el inmunológico, el metabolismo y la salud mental, donde entran en juego la depresión, la ansiedad, los trastornos de la conducta alimentaria, etc. 

Dado el relevante papel que cumple, el centro médico-quirúrgico Olympia Quirónsalud cuenta con sendas unidades de Microbiota y Longevidad, ambas dirigidas por la doctora Débora Nuevo, especialista en Medicina Interna. Respaldadas por la última tecnología, están diseñadas para proporcionar un enfoque integral y personalizado de cara a la mejora de la salud y la calidad de vida de los pacientes, con los tratamientos más avanzados para la regeneración y el rejuvenecimiento del organismo. 

Tal y como reconoce la experta, vivir con calidad más de 100 años es posible gracias a una microbiota cuidada, de hecho, “se está valorando su uso como marcador de edad biológica, una especie de reloj biológico, ya que se sabe que determinados patrones de microbiota se asocian con una longevidad más saludable”. 

En ese sentido, asegura que los conocidos como ‘superagers’, es decir, los centenarios o personas que llegan a los 100 años tienen una microbiota más parecida a aquellos que tienen 40 que a quienes tienen 70 porque, “con la edad, perdemos diversidad de microbiota, aumentan las bacterias proinflamatorias y disminuyen las beneficiosas. Sin embargo, si conseguimos mantener un perfil menos inflamatorio y más diverso, la supervivencia será mayor”. 

El origen de la microbiota: el nacimiento 

Se sabe que el origen de la microbiota está en el momento del nacimiento, es decir, a priori, las personas no tienen ese conjunto de microorganismos, sino que se forma en los tres-cinco primeros años de vida. “Entonces, es tremendamente importante cómo es la microbiota de la madre y el tipo de parto. Si es vaginal, el primer contacto que va a tener el bebé con microbiota va a ser con la del canal del parto, que son principalmente lactobacillus. Si se trata de una cesárea, el primer contacto será con la microbiota cutánea, que es totalmente diferente a la vaginal”, explica la profesional de Olympia. 

También influye el tipo de alimentación en los primeros meses de vida, es decir, si es lactancia materna o fórmula artificial, porque, “aunque hoy en día haya muy buenas leches de fórmula, no conseguimos igualar oligofructosacáridos, unos prebióticos fundamentales para nuestra microbiota, ni microbiota que está presente en la lactancia materna”, señala. 

Además, el entorno de cada persona también es determinante, ya que “parece que los bebés tienen una especie de inmunosupresión activa, lo que significa que su sistema inmune no está activado porque está dejando que se forme su microbiota, es decir, que se asienten bacterias en su intestino, piel, riñones, vejiga… En definitiva, digamos que su sistema inmune está paralizado hasta que adquiere una diversidad de microbiota suficiente, por lo que su sistema inmune se vuelve a activar”. 

En ese sentido, subraya que, a veces, cuando se tiene una higiene excesiva en bebés o cuando su contacto con otros niños o personas es limitado, la microbiota no termina de formarse, por lo que su sistema inmune va a estar deprimido durante mucho más tiempo. “Esto explica que ahora haya niños que enferman más”, asegura la Dra. Nuevo. 

“Se sabe que determinados patrones de microbiota se asocian con una longevidad más saludable”, asegura la doctora Débora Nuevo

La relación con determinadas enfermedades 

Actualmente, está demostrada la relación de la microbiota con la aparición de ciertas enfermedades. Es el caso de la dermatitis del pañal o de intolerancias alimenticias. Así lo explica la experta: “Cuidando la microbiota de la madre o de mujeres embarazadas que toman probióticos, sus hijos tendrán menos dermatitis del pañal e intolerancias alimenticias. De hecho, se cree que, si se trata a la embarazada y luego a esos recién nacidos con probióticos, cortaremos la triada de alergias y crisis asmáticas no solo en la infancia, sino después en la edad adulta”. 

Además, reequilibrando la microbiota intestinal, se solucionan numerosos problemas cutáneos, entre ellos la dermatitis o la rosácea. En cuanto a la fertilidad, “se está viendo que, al restablecer la microbiota vaginal e intestinal, la tasa de embarazo es mucho mayor tanto a nivel natural como en FIV (Fecundación In Vitro), es decir, un embrión sano no agarra si no tienes una microbiota vaginal adecuada, rica en lactobacillus”. 

Claves para tener una microbiota cuidada 

Una microbiota cuidada responde a ciertas recomendaciones. En primer lugar, para que sea variada, la dieta también debe ser variada y equilibrada. Además, necesitamos dar descanso a nuestra microbiota, es decir, estar comiendo continuamente no es beneficioso. “Por ejemplo, los ayunos intermitentes no muy prolongados en el tiempo pueden ser buenos para la microbiota, pero no hace falta que todo el mundo ayune, sino que el estar comiendo y ‘picoteando’ todo el rato o cenar muy tarde, por ejemplo, no es saludable”, explica la especialista. 

El estrés, por su parte, también desequilibra la microbiota y, a su vez, una microbiota desequilibrada afecta a la manera en que nos enfrentamos al estrés. Por otro lado, el ejercicio físico es fundamental, “de hecho, se ha visto que practicarlo de manera regular mantiene el equilibrio de nuestra microbiota, al tiempo que una microbiota equilibrada mejora el rendimiento físico en el ejercicio”. 

Respecto al sueño, dormir lo adecuado es favorecedor porque se resetea tanto nuestro organismo como nuestra microbiota y, en cuanto a los fármacos, es recomendable evitarlos cuando no sean estrictamente necesarios. Según la Dra. Nuevo, “los antibióticos salvan vidas, hay que tomarlos porque afectan a la bacteria que está causando la infección, pero su uso no puede ser indiscriminado porque también afectan a la microbiota protectora o inmunomoduladora. Por lo tanto, cuando los tomamos, conviene contrarrestar esos efectos no tan beneficiosos que tienen sobre nuestra microbiota añadiendo algún probiótico de calidad”. 

“Con la edad, perdemos diversidad de microbiota, aumentan las bacterias proinflamatorias y disminuyen las beneficiosas”, afirma la doctora Débora Nuevo

Olympia, una apuesta de valor en longevidad y microbiota 

En lo que a longevidad y microbiota se refiere, el centro médico-quirúrgico Olympia Quirónsalud ofrece un valor diferencial a sus pacientes porque, según la responsable de ambas unidades médicas, “somos un equipo multidisciplinar, es decir, aportamos una visión muy holística e integral de las personas”. 

En el caso de la Unidad de Longevidad, el equipo está orientado a evaluar el estado de salud del paciente y prevenir algunas patologías asociadas al tipo de trabajo, sexo, edad, estilo de vida e historia clínica personal y familiar. Para ello, ofrecen la realización de un chequeo global para detectar o prevenir cualquier patología. “Nuestro objetivo es maximizar la vitalidad y la calidad de vida. Para ello, evaluamos y promovemos el bienestar integral de las personas mediante una medicina basada en la evidencia científica, que es segura y eficaz”, sostiene. 

En cuanto al aspecto cardiológico, las pruebas y la valoración se realizan en el Servicio de Cardiología y las supervisa un cardiólogo. Las pruebas neurológicas, por su parte, las realizan los neurólogos, “es decir, trabajamos todos en conjunto. Además, en un mismo centro, el paciente tiene acceso a todas las pruebas y valoraciones, unificadas bajo una misma visión”, indica. 

En definitiva, el equipo de profesionales de Olympia trata de actuar antes de que la enfermedad o cualquiera de sus síntomas aparezcan, siempre con el objetivo de prevenir patologías, pero también de dar respuesta a muchos pacientes que, sin estar enfermos, no se encuentran en el mejor estado de salud posible. “Por lo tanto, dentro de la normalidad de las pruebas, siempre se puede optimizar parámetros, ya sea para prevenir enfermedades o para mejorar la calidad de vida actual”, detalla la Dra. Débora Nuevo. 

Respecto a la Unidad de Microbiota, afirma que los especialistas no se centran únicamente en el aspecto digestivo, sino que también analizan cómo está el sistema genitourinario, la piel, la esfera emocional, el riesgo cardiovascular -este último, también asociado con alteraciones de la microbiota-, etcétera. 

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