Por Alfonso Jiménez, Socio de la práctica de Board Services de Exec Avenue y Director del Estudio “El Consejo Asesor: Un instrumento de crecimiento y competitividad” (2021).
que, en base a su experiencia, conocimientos y relaciones, asesoran y sirven de apoyo al gobierno y la dirección de las organizaciones. Pueden tener diversos propósitos, todos ellos orientados a acelerar el crecimiento y a mejorar la competitividad, pero el propósito debe estar bien definido y requiere una buena ejecución.
Aunque su propósito puede ser diverso, suele estar relacionado con el contraste de ideas con el gobierno y dirección, la presentación de tendencias, el incremento reputacional y la generación de oportunidades. Es importante reflexionar sobre este concepto antes de su puesta en marcha, ya que de éste dependerá la elección de sus miembros y su funcionamiento posterior. En muchos casos no tienen un propósito formalizado en el arranque y se va construyendo evolutivamente con las aportaciones de los miembros.
La aportación de valor de los Consejos Asesores tiene que ver con el contrate de ideas con la Alta Dirección, ser puente de tendencias del mercado, ayudar a generar oportunidades y contribuir a la reputación de la organización. Como otras tantas tendencias, se pusieron en práctica en el entorno anglosajón con la denominación de Advisory Boards y se constituyeron para todo tipo de instituciones, muchas sin ánimo de lucro, también en el mundo corporativo.
En la década de los 90 tomaron un gran auge, especialmente en Silicon Valley, inicialmente vinculada al asesoramiento y apoyo de nuevos proyectos (Startups). Desde entonces, se han puesto en marcha en todo tipo de empresas, incluyendo grandes organizaciones, por lo que podemos decir que la utilización corporativa masiva ha sido relativamente reciente, siendo su desarrollo en los últimos años exponencial.
En Europa continental ha sido más tardía, mientras que en España se han implantado en las dos últimas décadas, sin pautas establecidas, por lo que su propósito y funcionamiento es muy diverso. No existe obligación legal para su puesta en marcha, por lo que es decisión de la organización hacerlo en función de la aportación de valor esperado. Esto confiere un carácter flexible a la relación.
Respecto a la organización, se considera que siete miembros, con un buen balance de diversidad, es el número ideal. También serían siete el número de reuniones anuales óptimas, con una duración entre una hora y media y dos horas y media, siendo recomendable finalizar o arrancar con un almuerzo. También resulta clave que los miembros dispongan de la agenda y los materiales de las reuniones con anticipación.
Parece importante generar un ambiente de trabajo colaborativo y positivo, así como el contacto entre reuniones, siendo el trabajo entre aquéllas más importante como aportación de valor que las propias reuniones. Un factor crítico es la correcta elección de los miembros del Consejo Asesor. Deben estar elegidos en función del propósito que se persiga, buscando un equilibrio de conocimientos, experiencias y suma de relaciones, todo ello puesto al servicio de una organización (empresa, organización sin ánimo de lucro, o Administraciones Públicas). Actualmente esta elección no se está realizando por firmas de servicios profesionales, sino por contacto personal.
Los miembros del Consejo Asesor deben tener unas determinadas experiencias previas, así como un conjunto de habilidades para tener éxito (empatía, capacidad de escucha, actitud de ayuda y colaboración, capacidad de comunicación…). Aunque son órganos válidos para todo tipo de situaciones, hay cuatro tipos de empresas para las que resultan, por distintas razones especialmente útiles:
• Startups: para acelerar su crecimiento.
• Empresas que aterrizan en el mercado: para hacerlo con mayor garantía de éxito.
• Empresas familiares: para nutrirse de las ideas de profesionales independientes y acercarse a la profesionalización de los órganos de gobierno corporativo.
• Grandes empresas: para afrontar con éxito determinadas iniciativas que requieren un conocimiento técnico específico.
Hay cuatro tipos diferentes de Consejos Asesores:
• Consejo Asesor “Consultivo”, de amplio alcance y de foco interno
• Consejo Asesor “Técnico o Experto”, focalizado en un ámbito específico
• Consejo Asesor “Reputacional”, con foco claramente externo y que vincula la marca de la empresa con la de determinados profesionales
• Consejo Asesor “Facilitador”, con foco también exterior y con objetivos específicos de prescripción comercial o de gestiones ante otros stakeholders o grupos de interés.