Opinión

Alejandra Nuño
Alejandra Nuño
Socióloga, speaker y CEO socia fundadora de Materia Relevante

De vez en cuando, la vida

"De vez en cuando la vida nos besa en la boca"... Y, con ese gesto, nos lleva a mirar atrás. No con nostalgia ingenua, sino con esa forma de ternura que convierte los años en capítulos compartidos. Son muchas las canciones, pero hay una que me suena como una letanía cuando con cierta nostalgia echo la vista atrás a estos 25 años. "De vez en cuando la vida" es una de esas canciones que representan una vida entera. 

Celebrar el aniversario de la revista Capital es también celebrar una parte de nuestra historia reciente. Aquella en la que España despertaba con el euro entre los dedos, con los Juegos Olímpicos aún frescos en la memoria colectiva y con una sociedad civil que empezaba a reclamar su voz. Aquella época en la que los abuelos aún estaban en pie, los jóvenes creían que estudiar garantizaba un futuro, y la prensa abría camino. Una mirada, sí, que idealiza, pero que también recuerda quiénes fuimos antes de que nos cayeran encima los años, las pérdidas, las lecciones. 

Y es que no todo ha sido una caricia. Hace apenas 28 años, Miguel Ángel Blanco fue asesinado, y aún no habíamos digerido ese duelo cuando ya entrábamos en este cuarto de siglo que hoy celebramos. Crisis económicas, estafas que hicieron temblar la confianza, políticos corruptos, y una pandemia global que nos dejó encerrados en casa y solos frente a nosotros mismos. Los timones giraron a menudo bruscamente, las certezas se diluyeron. 

Pero también crecimos. Como sociedad, aprendimos que resistir no es lo mismo que avanzar. Que ser un país moderno no se mide solo por el PIB, sino por cómo trata a sus mayores, por cómo escucha a sus jóvenes, y por cómo garantiza la dignidad humana en todos sus frentes. España ha sabido reponerse, no sin heridas, y es justo decirlo: también ha sabido resistir. 

“Este aniversario de Capital no puede ser solo celebración, es una invitación a la lucidez, al compromiso compartido. Un recordatorio de que no hay democracia sana sin prensa libre”

Pero ahora, en este presente algo desconcertante, volvemos a encontrarnos en esa escena que Serrat dibuja tan bien: sentados en una calabaza, chupando un palo, mientras la vida nos invita. Pero esta vez no somos invitados: somos protagonistas de un guion que ya no entendemos. Ahora que muchos españoles se sienten desorientados, ahora que la crispación se disfraza de debate público, ahora que dos de cada tres ciudadanos piden elecciones urgentes, y que los representantes del pueblo pronuncian palabras malsonantes con total impunidad. 

Ahora que la historia nos observa con la misma sorpresa con la que Candido, el que no podía, de repente sí pudo. Ahora que nos sentimos traicionados por aquellos que debían cuidar las instituciones. Puede que por eso se nos empañen los ojos, y como decía Serrat, "nos falten palabras". 

Y por eso, justo ahora, este aniversario no puede ser solo celebración. Es una invitación a la lucidez, al compromiso compartido. Un recordatorio de que no hay democracia sana sin prensa libre, sin pensamiento crítico, sin referentes valientes como Ece Temelkuran, que nos enseñan que escribir, denunciar, y contar, también es un acto de amor por lo común. 

Necesitamos humildad, porque hemos visto cuán frágiles somos. Necesitamos valentía, porque la historia no se detiene. Y necesitamos, más que nunca, una prensa que no calle, que no se doble, que no interprete papeles ajenos, sino que actúe como lo que es: el cuarto poder. Gracias, Capital, por estos años de servicio, de criterio, de profesionalidad. 

Gracias a la prensa libre. La que se compromete, la que incomoda, la que construye. La que sigue besándonos en la boca de vez en cuando, para recordarnos que aún hay esperanza. 

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