Javier García Cerro nos muestra las ventajas que significa la inteligencia artificial de cara al sector de la industria
La evolución tecnológica siempre ha representado un factor determinante para la transformación y el desarrollo empresarial de cualquier sector. Sin ir más lejos, actualmente vivimos los primeros años de la denominada Cuarta Revolución Industrial o Industria 4.0, marcada por la imparable adopción de la tecnología para la digitalización de los negocios. Una digitalización en auge respaldada por fuertes inversiones públicas y privadas, en un contexto de interés general por la tecnología absolutamente disparado.
Pero la digitalización en sí misma no es el fin, es el medio. La implantación de nuevas tecnologías y soluciones avanzadas impacta de forma evidente y muy positiva sobre objetivos corporativos de primer nivel como la mejora de la productividad, la identificación y generación continua de eficiencias, la sostenibilidad o el cuidado por la calidad de productos y servicios finales.
En particular, para aquellos negocios con actividad productiva dentro de su cadena de valor, los beneficios que dibuja esta Industria 4.0 marcan la hoja de ruta a corto y medio plazo. Según el informe ‘Global Industrial Manufacturing CEO Outlook’ de KPMG, los CEO de grandes fabricantes industriales señalan que “la digitalización y la conectividad serán su principal prioridad operativa para 2024, a fin de alcanzar sus objetivos de crecimiento”.
Con este foco de atención, no resulta extraño que tecnologías como el 5G, el Internet de las Cosas (IoT), la automatización de procesos, el edge computing, la robótica, la realidad extendida o los gemelos digitales hayan pasado a desempeñar un papel protagonista en casi cualquier conversación de negocio y proyecto de calado.
Y, por supuesto, no podemos dejar fuera de este listado a la inteligencia artificial (IA), que disfruta su momento de máximo esplendor y desarrollo. Con años de recorrido en el ámbito industrial, la democratización de la IA generativa ha supuesto un importante revulsivo para que muchas compañías industriales traten de acelerar su implementación en distintos escenarios de trabajo, desde las fábricas hasta los puntos de relación con cliente.
Para muestra, según el mismo informe de KPMG, el 69% de los CEO “manifiesta que la inversión en IA generativa estará en lo más alto de las prioridades de inversión de su empresa para rediseñar sus procesos, repensar las experiencias e interacciones con los clientes, aumentar la eficiencia y la agilidad”.
Sin duda, esta apuesta estratégica acercará a buena parte del sector al deseado paradigma de ‘industria inteligente’. En este sentido, para dotar de cierta inteligencia a una planta lo primero que se necesitarán serán datos relevantes con los que trabajar, muchos datos. Recogidos cada vez en mayor volumen (de más fuentes, con mayor recurrencia), su explotación con modelos avanzados de IA será la base para generar información de auténtico valor y plantear cambios (simples o profundos) en las organizaciones.
"Se prevé que, en el futuro, la IA favorezca e intensifique la colaboración entre robots y trabajadores humanos"
Entre otras aplicaciones, partiendo de esa recogida de datos por monitorización continua de activos y sistemas, la IA está ayudando a inferir anomalías, a predecir problemas de rendimiento futuro y prescribir mantenimientos, con el consiguiente ahorro de costes; también los modelos de IA potencian el procesamiento real-time de imágenes y vídeos con visión artificial, reforzando casos de uso ya implantados y habilitando otros nuevos, más completos: vigilancia de espacios, control de riesgos, lectura masiva de códigos, procesos de calidad y validación de productos.
Por su parte, los Gemelos Digitales incorporan IA para realizar simulaciones realistas, analizar alternativas y ofrecer recomendaciones sobre escenarios potenciales. Estas herramientas inteligentes serán vitales para la industria actual y futura, ya que soportan decisiones de negocio con información, previsión y mayor garantía de éxito.
También es muy destacable la capacidad de la IA como gran orquestadora de procesos con intervención robótica (drones, brazos articulados, AGVs, AMRs…). Además, se prevé que a futuro la IA favorezca e intensifique la colaboración entre robots y trabajadores humanos.
En definitiva, tenemos por delante años apasionantes para el mundo industrial. La capacidad transformadora de la tecnología impulsada ahora por el poder de la IA nos depara cambios inimaginables para la nueva industria inteligente. Más eficiente, sostenible, segura y flexible; capaz de predecir demandas variables y adaptarse con rapidez a las mismas; más robotizada, pero a la vez más humana. La gran revolución no ha hecho más que empezar.