Hace un año, Javier Milei asumió la presidencia de Argentina tras vencer en la segunda vuelta de las elecciones. Desde entonces, el país ha experimentado cambios radicales en sus indicadores macroeconómicos, con mejoras significativas en áreas clave que, durante años, habían estado sumidas en una crisis aparentemente interminable.
El primero de los logros del gobierno de Milei ha sido la notable desaceleración de la inflación. En noviembre de 2023, bajo el gobierno peronista, la inflación intermensual alcanzó un alarmante 12,8%. Sin embargo, un año después, esta cifra se ha reducido al 2,7%, y las proyecciones de muchas casas de análisis sugieren que va camino de estabilizarse alrededor del 1%-1,5%.
En segundo lugar, la eliminación de la brecha cambiaria. La diferencia relativa entre el tipo de cambio oficial y el paralelo ha desaparecido bajo el gobierno de Milei. Si hace un año alcanzaba el 200%, un escenario que obligaba al Banco Central de la República Argentina (BCRA) a racionar dólares para los importadores, hoy se ubica por debajo del 10%, y es explicable en su práctica totalidad por la existencia del llamado Impuesto País (gravamen del 7,5% por la compra de dólares en el mercado oficial).
En tercer lugar, relanzamiento de las reservas en dólares. Precisamente como consecuencia de la brecha cambiaria, las reservas internacionales no dejaban de descender. En noviembre rondaban los 20.000 millones de dólares en 2023, mientras que hoy superan los 30.000 millones, a pesar de los pagos de varios miles de millones de dólares en intereses y amortizaciones de deuda que se han hecho durante el ejercicio.
En cuarto lugar, todo lo anterior ha sido posible por el saneamiento presupuestario. En 2023, el déficit presupuestario alcanzó un 4,4% del PIB, lo que reflejaba el absoluto descontrol en las finanzas públicas. En contraste, el gobierno actual ha logrado revertir la situación hasta alcanzar un superávit del 0,5% del PIB. Este ajuste, que representa una mejora de casi cinco puntos del PIB en un solo año, ha transformado de manera radical la percepción de solvencia del país.
En quinto lugar, un cambio similar se observa en la evolución del déficit cuasi-fiscal, derivado de los intereses sobre los pasivos remunerados que abonaba el BCRA creando nuevos pesos. Mientras que en 2023 este déficit rondaba el 10% del PIB, ahora se ha reducido al 2%, gracias a una drástica disminución de los tipos de interés y a la transferencia de estas obligaciones al Tesoro Nacional.
"Argentina ha mejorado su nivel de inflación, ha eliminado la brecha cambiaria, ha relanzado sus reservas en dólares y ha saneado su presupuesto, entre otros logros"
En sexto lugar, la reducción del déficit fiscal y cuasifiscal ha tenido un impacto directo en la prima de riesgo de Argentina. Hace un año, el riesgo país superaba los 2.700 puntos básicos, mientras que actualmente se sitúa en torno a los 750 puntos, lo que supone una caída de 20 puntos porcentuales en el coste de emisión de la deuda.
Este descenso no solo beneficia al sector público, sino que también ha abierto las puertas del crédito al sector privado. En 2023, los préstamos en dólares al sector privado apenas alcanzaban los 3.700 millones de dólares, pero ahora han superado los 8.500 millones, multiplicándose por más de dos en solo un año.
En séptimo lugar, como nota negativa del mandato de Milei suele mencionarse la contracción del PIB en el primer y segundo trimestre de 2024. Sin embargo, no sólo se trata de que la contracción económica ya estuviera en marcha antes del gobierno de Milei, sino que los indicadores adelantados, como el EMAE, indican que el PIB podría haber rebotado en el tercer trimestre a un ritmo superior al 2%.
Y finalmente, otro dato negativo que suele mencionarse es el del aumento de las tasas de pobreza como consecuencia de los ajustes fiscales necesarios para estabilizar la inflación. No obstante, nuevamente los indicadores adelantados en esta materia indican que la tasa de pobreza ya habría comenzado a descender desde mediados de año.
En definitiva, Argentina ha cambiado radicalmente su situación macroeconómica con las reformas de Milei. Sin embargo, que el camino recorrido haya sido mucho no equivale a que se haya llegado a su destino. El éxito final dependerá de la capacidad del gobierno para mantener la disciplina fiscal y el impulso liberalizador. Pero, de momento, progresa muy adecuadamente.