Opinión

Gustavo Martínez
Country Manager de Newlink Spain y Chief Growth Officer global de Newlink

¿Está la reputación de tu organización preparada para el nuevo mundo de la IA?

Vivimos en una era donde todo comunica, todo se escucha y todo se amplifica. Más de 8.000 millones de personas habitamos hoy este planeta y más de 7.100 millones utilizan un smartphone: un megáfono personal que opera en tiempo real, sin horarios, sin fronteras y sin jerarquías. Nunca antes habíamos tenido acceso a tanta información, ni a tantas herramientas para opinar, construir relatos y cuestionar verdades establecidas. Pero esa apertura también trae un desafío cada vez más evidente: la desinformación. 

En este nuevo orden digital, las organizaciones, y quienes las lideramos, enfrentamos una paradoja tan poderosa como ineludible. Por un lado, todo lo que nuestra empresa comunica es más visible que nunca. Por otro, hemos perdido el control exclusivo del relato. Hoy, las personas confían más en otras personas que en instituciones, gobiernos, empresas o medios tradicionales. Las historias se construyen de forma distribuida: cada cliente, colaborador, proveedor o ciudadano tiene voz, audiencia e influencia. El poder de moldear la percepción ya no está centralizado, y eso cambia radicalmente las reglas del juego. 

Y en este juego abierto y vertiginoso, hay un activo que lo concentra todo: la reputación. En Newlink® llevamos años investigando aquellos aspectos que influyen en ella, para ayudar a organizaciones y directivos a gestionarla estratégicamente.  

En los últimos años, la reputación ha dejado de ser un intangible difuso para convertirse en un activo financiero medible, gestionable y profundamente estratégico. No es casual que las marcas que integran el ranking ‘BrandZ’s Global Top 100’, compuesto por las marcas con mejor reputación y mejor valoradas, hayan superado sistemáticamente el rendimiento de los principales índices bursátiles globales. Una marca fuerte no solo inspira: resiste mejor los ciclos de incertidumbre, crece con mayor estabilidad y recupera su valor más rápido ante cualquier disrupción. 

“Hoy la reputación no se defiende desde un manual de crisis ni se construye en una sala de prensa o con un plan de fidelización del talento, es un todo que se modela todos los días”

Para entender y evaluar la salud de la reputación de nuestra organización o marca, es imprescindible hacerlo desde diferentes ángulos. Nosotros hemos desarrollado un enfoque metodológico basado en seis drivers clave que permiten analizar cómo es percibida y experimentada una organización o marca por sus públicos: 

  • Workplace: bienestar del talento interno y capacidad para atraer y retener al mejor equipo. 
  • Behavior: ética, coherencia y transparencia en cada decisión. 
  • Sustainability: impacto ambiental, compromiso social y propósito con sentido. 
  • Leadership: visión clara, liderazgo humano y gestión efectiva. 
  • Performance: resultados financieros y sostenibilidad del crecimiento. 
  • Products & Services: excelencia en productos, servicios y experiencia del cliente. 

Pero entender estos indicadores no es suficiente. En un entorno tan dinámico, competitivo y ruidoso, es esencial anticiparse, interpretar las conversaciones sociales, detectar posibles riesgos reputacionales antes de que escalen y, sobre todo, actuar desde la autenticidad y coherencia. Estos drivers no son solo parámetros de evaluación; son herramientas de gestión para tomar decisiones estratégicas que protejan, consoliden y proyecten el valor reputacional de nuestras marcas.  

Para esta medición de la reputación es imprescindible contar con la tecnología y herramientas basadas en IA, que nos ayuden en la gestión estratégica, aportando diagnósticos ágiles, objetivos y actualizables. Nosotros en Newlink tenemos IRIS, una solución diseñada para responder a las necesidades actuales de las organizaciones que permite evaluar la reputación en tiempo real basado en datos masivos provenientes de diversas fuentes. 

Porque hoy, la reputación no se defiende desde un manual de crisis ni se construye en una sala de prensa o con un plan de fidelización del talento. Es un todo que se modela todos los días, en todas las interacciones, en cada ’driver’. gestionarla con inteligencia y visión no es solo estrategia de comunicación. Es un valor de negocio y de futuro. 

Y hacerlo con visión, es liderar y estar preparados ante los retos del futuro. 

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