El liderazgo en el comercio mundial y las nuevas tecnologías, disputado entre EEUU y China, está configurando la hegemonía política y militar del siglo XXI. Ambos países han implementado políticas proteccionistas en productos industriales y servicios digitales, estableciendo barreras comerciales. Europa, en otro tiempo motor de la economía y la innovación mundial, está atrapada en la lucha entre estas dos superpotencias, con las que mantiene profundas relaciones comerciales.
Las grandes empresas tecnológicas estadounidenses se han enfrentado a restricciones en China debido a políticas gubernamentales. Desde principios de la década de 2000, el gobierno chino impuso limitaciones a empresas tecnológicas extranjeras como Google, WhatsApp y Facebook, mientras potenciaba el desarrollo de campeones nacionales como Baidu, Tencent o Alibaba. La supremacía tecnológica se ha convertido en un campo de batalla entre las dos principales economías del mundo.
En Occidente estamos familiarizados con las principales empresas tecnológicas conocidas como GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft), a las que recientemente se les han unido otras como Nvidia o Tesla. Por otro lado, las principales tecnológicas chinas, las BATX (Baidu, Alibaba, Tencent y Xiaomi), surgieron en los años noventa bajo el amparo de inversiones públicas en infraestructura digital. El gobierno chino le brindó un marco regulatorio favorable y acceso a capital, lo que impulsó la economía y la transformación digital del país.
La competencia tecnológica implica una lucha por el control de datos e información. Ambos países buscan acceder a la mayor cantidad posible de datos, ya que el control de la información es crucial para el poder y la influencia global. Sin embargo, este acceso también plantea dilemas éticos en torno a la privacidad, la vigilancia y la libertad de expresión. Los gobiernos de Occidente y China abordan los retos planteados por las grandes tecnológicas de formas distintas.
"La evolución de la rivalidad de China y EEUU y la respuesta de Europa definirán en gran medida el futuro de la innovación tecnológica y la geopolítica mundial"
Europa se enfrenta a desafíos planteados por los gigantes tecnológicos de ambos lados. Para abordarlos, ha implementado regulaciones como la Ley de Protección de Datos Personales (GDPR), la Ley de Mercados Digitales (DMA), la Ley de Servicios Digitales (DSA) y la Ley de Inteligencia Artificial (AIA). Estas regulaciones buscan combatir la desinformación, proteger a los menores contra la adicción a las tecnologías, regular las prácticas anticompetitivas de las grandes tecnológicas, proteger los datos a nivel individual, empresarial y de seguridad nacional o regular la incipiente inteligencia artificial.
EEUU, a través de la vía judicial, ha dado un ultimátum de cierre a TikTok por motivos de seguridad nacional, y está planteando separar los conglomerados tecnológicos para dividir su poder y evitar prácticas monopolísticas. China por otro lado, ha optado por la intervención directa del Gobierno, imponiendo límites al poder de sus empresas, como por ejemplo con Didi y Alibaba.
El primero fue obligado a excluir la empresa de cotización en Bolsa, paralizó el registro de usuarios durante 18 meses y le impuso una potente multa. Alibaba, tras las polémicas declaraciones de su fundador, criticando al gobierno y sus políticas económicas, provocó una extensa revisión regulatoria y multas millonarias que finalizaron con una pérdida que se llevó el 75% de la valoración de la compañía en el mercado.
La disputa por la supremacía tecnológica y comercial entre EEUU y China está configurando el panorama global del siglo XXI. Europa, mientras tanto, se esfuerza por mantener su independencia y su relevancia en este entorno competitivo, implementando regulaciones para proteger su economía y ciudadanos. La evolución de esta rivalidad y las respuestas de Europa definirán en gran medida el futuro de la innovación tecnológica y la geopolítica mundial.