"Un día adicional de descanso supone reducción de estrés, mayor dedicación a actividades personales y mayor motivación intrínseca de la persona”
En un mundo en el que la tecnología avanza a pasos agigantados y las expectativas sobre el equilibrio entre vida laboral y personal están encima de la mesa en todos los equipos de trabajo, la idea de una jornada laboral de cuatro días va ganando terreno como un posible cambio paradigmático en la forma en que concebimos el trabajo. Se trata de un tema que está generando un debate significativo sobre su viabilidad, tanto para los empleados, como para los empresarios.
La implantación de una jornada laboral de cuatro días en una organización requiere una revisión de los paradigmas, tanto para los colaboradores, como para los directivos y empresarios. Cuestiones como la flexibilidad, la autonomía, el bienestar o la productividad basada en resultados requieren de una apertura mental por parte de los puestos de mayor responsabilidad, así como de un cambio de hábitos en los colaboradores de la organización.
Mejora de la calidad de vida
Lo que ya se ha demostrado es que una implantación efectiva mejora, no sólo la calidad de vida de las personas, sino que, además, impulsa la eficiencia y la satisfacción en el entorno laboral. El asunto va más allá de ajustar, simplemente, el número de horas trabajadas. Implica un replanteamiento completo de la relación entre el tiempo dedicado al trabajo y otros aspectos de la vida.
Por ejemplo, el enfoque debe cambiar de horas a resultados, evaluando y reconociendo la eficiencia y la calidad del trabajo realizado, más que la cantidad de horas dedicadas a él que mide la presencialidad. En este sentido, se debe virar hacia procedimientos que contemplen la confianza y la autonomía, mediante la utilización de tecnología y herramientas eficientes que permitan una evaluación continua y fácil, para implementar los ajustes adecuados en cada momento y sin dilación.
Esto debe ir acompañado de una buena comunicación, concreta y fluida, una asignatura todavía pendiente en muchas de nuestras empresas. Además, se requiere educación preventiva en la gestión del cambio, para que los colaboradores se puedan adaptar de manera rápida y adecuada a los nuevos planteamientos de trabajo.
Por tanto, la implantación de una jornada laboral de cuatro días requiere de una preparación previa a muchos niveles y no existe una manera común de hacerlo para todas las organizaciones, sino que cada empresa tendrá de analizar y definir su forma personalizada de llevarlo a cabo.
¿Cuáles son los desafíos a considerar?
En primer lugar, la adaptación del plan a las necesidades del negocio, sin que la calidad del servicio o de la producción no se vea comprometida, y también, buscar la forma en que no se produzca una presión financiera. Por eso es tan importante la preparación previa del plan y sus pasos graduales de implantación.
Otro desafío importante se basa en la resistencia cultural y la resistencia al cambio que siempre se producen ante la introducción de cualquier innovación en el entorno laboral. Para abordar este tema de manera directa se hace necesaria una comunicación clara, con una coordinación diferente en horarios y comunicación interna y, muy importante, se debe contar con la participación activa de todos los colaboradores en este proceso de cambio.
¿Y cuáles son los beneficios?
La reducción de una jornada laboral tiene un impacto positivo en el bienestar de los colaboradores. Un día adicional de descanso supone reducción de estrés, mayor dedicación a actividades personales y mayor motivación intrínseca de la persona.
Se produce, contrariamente a las expectativas iniciales, un incremento en la productividad. Estudios e informes han demostrado ya que un horario más corto mantiene a las personas más enfocadas en sus tareas y mayor diligencia para completar las tareas en el tiempo asignado.
La fidelización del talento y la sostenibilidad ambiental son dos beneficios importantes también de esta estrategia. En un mercado laboral competitivo, quienes mejores condiciones ofrezcan podrán obtener mejor talento y trabajar menos días supone menos desplazamientos y menor uso de recursos, que reducen la huella de carbono.
¿Quién se anima?