Los periodistas somos una especie extraña para el resto de la sociedad. El ex director de uno de los grandes medios de comunicación impresos de nuestro país lo resumía así, hace ya 19 años, en la carta de despedida a uno de sus mejores amigos: “es una profesión que exige trabajar una hora más que el resto y dos horas más de las que un cuerpo -y, entiéndase, su cerebro- puede aguantar”. La antítesis de un ‘efecto llamada’ profesional, ciertamente.
Quizá la inteligencia artificial (IA) venga a salvar las mentes de los periodistas y reduzca el esfuerzo intelectual necesario para desarrollar una profesión a menudo idealizada, pero lo que nunca podrá cambiar es la naturaleza de este oficio: ser periodista ha sido, es y será divertido, a pesar de no ser especialmente ‘rentable’. Si un profesional quiere generar un patrimonio abultado, el mejor consejo que puede recibir es que huya de este sector.
Independientemente de eso, el periodismo te da acceso a personas a las que, de otra forma, no podrías conocer, y es un constante aprendizaje social, político y económico. Un periodista puede saber mucho, pero lo fundamental es que sepa ‘quién es el que sabe’, valga la redundancia. En la búsqueda de fuentes, las conversaciones fluyen y enriquecen el intelecto. El principal riesgo es el de vivir en una especie de ‘burbuja’ en la que uno puede llegar a creer que forma parte de la historia que se narra, cuando nuestro papel siempre debe ser el de un segundo plano.
Mis primeras palabras de agradecimiento van dirigidas al equipo de accionistas mayoritarios de Capital, liderado por los leoneses José Ángel Crego y Guillermo Vega, que hace cinco años adquirió la revista, la recapitalizó desde una posición financiera delicada y la reposicionó en el mercado.
Les doy las gracias por ser valientes en esa operación corporativa y por cometer la irresponsabilidad de nombrarme a mí director, en un equipo inicial junto al también periodista Antonio Vega, con el creativo Francisco Moráis, actual director de Arte, y con Mónica Maldonado a los mandos de la Comunicación. De no ser por aquel movimiento del otoño de 2020, la marca hubiera desaparecido y no estaríamos celebrando sus primeros 25 años de vida.
“Capital apuesta por la defensa del empresario y por las historias de éxito que vertebran ese concepto global y romántico que es la ‘marca España’”
La creación de este ‘pedacito’ de la historia de Capital se inició tras la pandemia. Los primeros meses fueron duros, pero los españoles somos expertos en aquello de reinventarnos. Capital supo recuperar su hueco en el mercado de las publicaciones impresas, en un contexto de caída de ingresos, con una apuesta editorial clara por la defensa de la figura del empresario como agente creador de riqueza y empleo.
La revista siempre ha defendido a los directivos desde los primeros números del año 2000, pero, en esta última etapa, esa ha sido su principal ‘bandera’. En contraposición con los ataques que desde el propio Gobierno han recibido los empresarios, Capital ha apostado por contar aquellas historias de éxito que han ido vertebrando ese concepto global, diría que hasta romántico, que es la ‘marca España’.
La segunda fase de estos cinco magníficos años se inició en el verano de 2022, con la incorporación de José Antonio Díaz de Villegas, nuestro director comercial, que supo explotar el valor editorial de la revista con una cartera impresionante de nuevos clientes. Poco después, se unió al equipo Mario Talavera, nuestro redactor jefe, que ha logrado otro hito: el crecimiento de nuestra web, www.capital.es, que ya supera nuestras mejores expectativas. Marta Díaz de Santos, Marta Menéndez y Raül Guerra, nuestros flamantes profesionales de Redacción, son testigos directos de esta historia.
La llegada en 2023 de Antonio Hernández, nuestro vicepresidente ejecutivo, directamente espoleó la actividad comercial de la publicación y nos enseñó a todos a ‘vender’. Juntos, Hernández y Díaz de Villegas, lideraron al equipo hasta catapultar un 25% los ingresos en 2024, en un contexto de incrementos del 3% en nuestro nicho. Impresionante.
El agradecimiento pendiente es el que merecen todos nuestros patrocinadores y colaboradores, por seguir confiando en nuestra marca, en nuestro equipo y en nuestra particular forma de hacer periodismo. Queremos prolongar esta historia, al menos, otros 25 años más. Gracias por acompañarnos en este viaje.
