Los empresarios todavía sufren los ataques de una parte de la sociedad en la que todavía ‘cala’ una visión peyorativa que desdibuja su labor y su importancia en la generación de empleo y la vertebración de la sociedad. Tras un cuarto de siglo al frente de Vacolba, como socio fundador y CEO, Andrés Macario hace balance y mira al futuro con agradecimiento y vocación de servicio social. “Quienes dedican su vida a ayudar a los demás, reciben más de lo que dan”, afirma.
¿Qué estilo de liderazgo desarrolla?
Siempre he preferido mantener un perfil discreto, lo cual considero un acierto. A lo largo de más de 25 años en Vacolba, hemos generado miles de puestos de empleo, con la satisfacción y el privilegio que nos da a su vez que todas estas familias hayan podido vincular su vida al tejido económico y social de Valladolid, apoyando comercios, supermercados, cines, cafeterías, que tienen viviendas con sus hipotecas… En fin, todo nuestro día a día. Y, si algo tengo claro, es que a todos ellos les considero mi gran familia.
Mi equipo para mí es fundamental, yo no soy nadie sin ellos. Todos compartimos una misión común: en nuestro ADN está el sudar la camiseta, somos los compañeros de viaje de nuestros partners. Cuando un cliente habla con nosotros, tenemos la responsabilidad de una marca muy importante detrás, y las personas, todas, se merecen lo mejor, el mejor asesoramiento, el mejor trato y atenderles con una sonrisa que, en muchas ocasiones, se transmite a través de la línea telefónica.
Hacemos múltiples labores para nuestros socios y, si no lo sentimos, si no tenemos esa capacidad de involucración en nuestro trabajo, no lo estaríamos haciendo bien. La responsabilidad nos guía y estos valores nos han llevado a ser los principales partners de grandes compañías porque nuestro modelo de negocio tiene una base sólida de acompañar a nuestros socios en el día a día.
Somos una gran familia, llevamos juntos muchos años y esto nos ayuda en nuestra labor. Sentimos nuestros valores, que van intrínsecos en cada uno de nosotros. Nos conocemos bien unos a otros y nos ayudamos.
Dirigir Vacolba, que es una empresa familiar, junto a mi padre, durante tantos años es motivo de orgullo y nuestra filosofía empresarial se ha mantenido intacta: priorizamos la colaboración y la asistencia en diversos sectores, siempre con una actitud positiva. Nos consideramos una gran familia comprometida con nuestros socios/partners, que son y han sido las principales empresas de telecomunicaciones (telco), de seguros, viajes, energía y de otros muchos sectores que siguen siendo el motor de nuestra actividad.
Es un honor para mí que Vacolba sea reconocida en nuestro sector por su excelencia. No todo vale y eso nuestros compañeros de viaje lo saben. Cuando se menciona Vacolba, se nombra solidaridad y compromiso.
Nuestra misión es buscar la excelencia desde la humildad y nos enorgullece decir que creo que lo logramos día a día por nuestro esfuerzo y dedicación. Me atrevo a decir esto porque nos lo trasladan nuestros mayores y nos ofrece un sentimiento de orgullo muy grande.
"Es un honor para mí que Vacolba sea reconocida en nuestro sector por su excelencia"
¿Cómo define su presente?
Ahora mismo estoy en un momento vital en el que mi objetivo es focalizarme en construir acciones que sirvan de manera directa en ayudar a los demás en otros ámbitos sin dejar de estar presente, por supuesto, en la actividad actual.
La palabra ‘colaborar’ es una seña de mi personalidad, porque forma parte de mis valores. Colaboro cada vez más con asociaciones y fundaciones. Siempre me ha preocupado lo que ocurre a nuestro alrededor y siempre estoy dispuesto a echar una mano.
Actualmente estamos en conversaciones con organismos regionales de empleo para absorber a trabajadores que han tenido la desgracia de perder su trabajo. Por otro lado, estoy aprendiendo mucho de la Fundación Eusebio Sacristán y de Pedro Pablo Crespo, quienes, junto a su equipo, son personas excepcionales, lo que convierte a esta fundación en un referente inclusivo apto para todos y es maravilloso tener al alcance organismos sin ánimo de lucro donde todos son tratados igual. Esta fundación lleva más de veinte años apoyando el deporte inclusivo a nivel nacional y creo que formar parte de una entidad solidaria como esta es una de las mejores decisiones que podría tomar una persona.
Además, ofrecen programas de educación y jornadas de aventuras en unas impresionantes instalaciones. En definitiva, la fundación promueve la igualdad y la inclusión y, la verdad, es que valoro su trabajo para lograr la sonrisa de niños y mayores. Mi mujer y yo también colaboramos con ‘113 Motivo Animales’, que es una protectora que recoge animales maltratados y abandonados para encontrarles un hogar donde darles cariño y protección.
¿Se considera una persona con sentido de la solidaridad y comprometida?
Sí, me considero una persona con un profundo sentido de la solidaridad y desde muy joven he necesitado comprometerme con la sociedad. Además, esta visión se ha convertido en el catalizador de todos mis proyectos. Uno de mis propósitos, como comentaba antes, es poder colaborar con fundaciones inclusivas que ejerzan una labor social encomiable como la de Eusebio Sacristán que, gracias a trabajadores y voluntarios, se prestan a hacer un poco más fácil el día a día a quien lo necesita.
La solidaridad no se compra, nace de uno mismo y creo firmemente que la educación de las generaciones del futuro debe basarse precisamente en ser solidarios con el entorno que les rodea, en aprender a relacionarse con respeto y en adquirir valores que permitan evolucionar porque estoy seguro de que sin educación no hay progreso.
"Voy a subastar dos de mis cuadros, cuyos beneficios irán destinados a la Fundación Eusebio Sacristán y a ‘113 Motivo Animales"
Antes ha mencionado que su mujer y usted colaboran en alguna asociación, ¿cómo inculcan estos valores en su familia?
Con mis hijos intento hacer de ese pensamiento una realidad. Tengo mucha suerte con ellos y con mi mujer, a quien, junto con mis padres y mi hermana, se lo debo todo. Son personas con un alto valor de generosidad. Ellos me enseñan mucho, tanto como yo intento enseñarles a ellos. En mi mujer encuentro el apoyo y la ayuda para poder continuar después de tantos años detrás de todo esto, muchas veces es difícil, pero ella lo hace fácil.
Además, mi familia es parte de mi inspiración en mi faceta artística porque no deja de ser una forma de expresar un sentimiento, un pensamiento, una forma de ver la sociedad y la vida… Dar rienda suelta a mi imaginación en un lienzo es otra de mis pasiones ‘ocultas’ y espero que esta vertiente sobre mí sirva de ayuda porque quiero subastar dos de mis cuadros cuyos beneficios irán destinados a la Fundación Eusebio Sacristán y a ‘113 Motivo Animales’.
¿Por qué es importante pasar a la acción y llevar el altruismo por bandera?
Creo firmemente que el hecho de formar parte de colectivos dispuestos a ayudar a todo tipo de personas en diferentes ámbitos es algo muy nutritivo, quienes dedican su vida a ayudar a los demás concluyen siempre en que reciben más de lo que dan. Esta última frase, recibir más de lo que se da, es la clave del éxito de una persona, porque, si eres capaz de llegar a esa conclusión, significa que estás llevando a cabo las acciones correctas en la vida.
"La educación de las generaciones del futuro debe basarse en ser solidarios con el entorno que les rodea"
¿Está de acuerdo en que hace falta más solidaridad en la sociedad actual?
Sí, un rotundo sí. Nos encontramos ante una sociedad cada día más polarizada, politizada y radicalizada, en la que la individualidad caracteriza nuestras acciones cotidianas. Es fácil caer en las garras de la manipulación y las fake news si desde jóvenes no recibimos una educación acorde al contexto social y su evolución.
Si bien es cierto que estamos ante un momento en el que las redes sociales dominan y moldean el comportamiento social, es primordial prestar atención a esas pequeñas acciones que podemos hacer día a día, que son las que transforman la sociedad. Qué mejor ejemplo que los colectivos o asociaciones sociales sin ánimo de lucro para mostrar los beneficios de la inclusión a través del deporte, mientras se educa en valores.
Como he recalcado antes, los valores son el motor de la sociedad. Sin ellos no somos nada o, mejor dicho, no llegaremos demasiado lejos. Este es un hecho que me gusta resaltar porque la educación es el pilar básico, fundamental e imprescindible de la sociedad. Los ciudadanos actuamos según el tipo de educación que hemos recibido durante nuestra infancia, aunque si bien es cierto que nunca se deja de aprender por más que soplemos velas cada año.
¿Qué visión de futuro tiene ahora mismo?
Es una pregunta complicada de responder, porque, por una parte. quiero ser optimista, pero, por otra, mi experiencia y el reflejo de lo que vemos hoy en día me desalientan de la primera opción.
No obstante, creo que tengo la responsabilidad como persona de afrontar el futuro con una sonrisa, como intento hacer cada día. Es cierto que la sociedad está pasando por un periodo bastante largo de penumbra. Hemos perdido mucho respeto a nuestros padres, al vecino, a aquel amigo que siempre está ahí… Hemos creado una sociedad huérfana de valores y por eso no auguro en general un futuro esperanzador.
De todas maneras, confío en lo que está por venir y en lo que pueda aportar a la sociedad. Sueño algún día con mi propia fundación con el objetivo de crear un futuro justo para las nuevas generaciones.